Salamina 200 años
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Casa Familia Toro Ceballos

Casa patrimonial de la Familia Toro Ceballos, el maestro Luis Fernando nos hace una evocación vivencial sobre su madre en esta casa.

Para mostrar esta hermosa y patrimonial residencia que siempre ha sido la casa de la familia Toro Ceballos recreamos esta publicación con un verso del Maestro Luis Fernando Toro Ceballos, editado con el mayor respeto del mundo.

El lugar que solíamos llamar hogar, donde cada rincón está impregnado de recuerdos preciosos y donde fuimos los más felices de la tierra durante incontables años, ahora se presenta de una manera completamente distinta. Bajo su techo protector, al abrigo del sol inclemente y de las tormentas furiosas, la casa se erigía como un santuario de paz y amor. Cada amanecer, el nacimiento del sol en el oriente iluminaba cada estancia, y al final del día, su ocaso arropaba nuestro hogar con tonos dorados y anaranjados que nos llenaban de nostalgia y gratitud.

Sin embargo, en esta ocasión al regresar a casa tras un breve periodo de ausencia, fuimos recibidos por un silencio abrumador y un vacío desgarrador. La casa, que antes parecía rebosante de vida y calor, ahora se alzaba como un monumento a la soledad y a la ausencia. Mis ojos recorren cada habitación en busca de un rastro familiar, mis pasos se deslizan en silencio mientras me afano por encontrar alguna señal reconfortante. Pero todo lo que encuentro es un eco vacío y despojado de los recuerdos que una vez colmaron estas paredes.

El corazón se me encoge en el pecho al percatarme de que la presencia de mi querida madre ya no habita en este espacio que solía ser su reino. Un escalofrío recorre mi espalda, mientras el nudo en la garganta amenaza con ahogarme en un mar de angustia y tristeza. El llanto desgarrador de mi hermana, en su búsqueda desesperada de respuestas, resuena en mis oídos como un eco de desesperanza y desamparo.

La magnitud de la soledad se cierne sobre nosotros con un peso abrumador, transformando nuestra casa en una sombra de lo que una vez fue. Cada rincón, cada mueble, cada sombra proyectada en las paredes vacías parece susurrar la ausencia de la fuente de luz y amor que solía habitar aquí. En este momento, nos encontramos perdidos en un laberinto de emociones turbulentas, sin un mapa que guíe nuestros corazones rotos de regreso a la calidez y seguridad que solíamos encontrar en este lugar sagrado que una vez llamamos hogar.

Por: Luis Fernando Toro Ceballos – Ed. Eleuterio Gómez Valencia

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