Esta casa colonial, con más de 130 años de historia, es un verdadero tesoro que nos transporta a la época de la colonización antioqueña. Construida con tapias de bahareque y madera, muestra el encanto y la autenticidad de las edificaciones de esa época.
Con orgullo fue la residencia del reconocido doctor Jaime Mejía Mejía, un hombre destacado no solo en el ámbito médico, sino también en la poesía y la escritura. Además, vale la pena mencionar que su esposa era familiar del Dr. Rodrigo Jiménez Mejía, lo que nos da un vistazo a los lazos familiares y la importancia de esta casa en la historia local.
A lo largo del tiempo, este espacio ha vivido diversas transformaciones. En su primer piso, albergaba un comercio que combinaba una farmacia y una miscelánea, brindando servicios esenciales para la comunidad. Posteriormente, el consultorio del Dr. Carloman Gómez ocupó este espacio durante muchos años, demostrando su relevancia en el ámbito médico.
Además, otra característica interesante de esta casa y las vecinas es que sus solares estaban unidos, enfatizando la importancia de la comunidad en esa época. Por la calle cuarta, se encontraba una entrada para los animales, especialmente las vacas que eran traídas diariamente para el ordeño. Esta era una tradición común en las familias acomodadas descendientes de los colonos antioqueños de finales del siglo XIX y principios del XX.
Inclusive, esta casa estaba conectada a una pesebrera, donde los dueños de fincas cercanas, aquellos terratenientes influyentes de la época, dejaban a sus caballos. Este detalle nos muestra cómo las casas de la zona eran lugares de encuentro no solo para la vida familiar, sino también para la vida social y económica de la comunidad.
