Salamina 200 años
Foto Liliana Echeverry

"Paraíso del Norte" - Risueña "Holanda Caldense"

Autor anónimo, tomada de perfil de Facebook San Félix

Foto Oscar Jaime Serna

Enclavado en una verde meseta, rodeado de las majestuosas montañas de la gran cordillera de los Andes colombianos, se encuentra San Félix, un encantador pueblo que es considerado un tesoro escondido en medio de la naturaleza. Al llegar, uno se siente instantáneamente transportado a otro mundo, lejos del bullicio y el estrés de la vida en la ciudad.

Al arribar a esta verde meseta, el viajero global no podrá esquivar la evocación de las pequeñas villas del viejo continente, que le regala el impacto de la mezcla de los tonos verdes de la montaña con el apacible poblado que se asoma tímido entre la niebla, cuando se corona el «Alto de la Virgen», en el carreteable que conduce desde Salamina.

Foto Oscar Jaime Serna

Sus habitantes, en su gran mayoría campesinos, son personas amables y acogedoras que te hacen sentir como en casa desde el momento en que pones un pie en sus tierras. Su hospitalidad es incomparable, siempre dispuestos a compartir historias y tradiciones con los visitantes para que puedan sumergirse por completo en la experiencia de San Félix.

Los verdes paisajes que adornan este lugar son simplemente impresionantes. Campos con extensos pastizales que combinan los diferentes tonos de verde se extienden hasta donde alcanza la vista, creando un escenario idílico para el descanso y la reflexión. La belleza natural de San Félix es abrumadora y no se puede evitar quedar maravillado por su esplendor. El verdor de la vegetación y la pureza del aire que se respira invitan a relajarse y desconectar del bullicio de la vida cotidiana.

En este encantador y pintoresco pueblo, no solo tendrás la oportunidad de maravillarte con sus verdes paisajes y la hospitalidad de sus habitantes, sino que también podrás sumergirte en la historia y tradiciones rurales que perviven en el día a día de sus campesinos.

Una de las actividades principales en San Félix es la cría del ganado Normando, conocido por su alta calidad y excelencia en la producción lechera. De hecho, en el pueblo se encuentran tres importantes industrias dedicadas a la elaboración de productos lácteos de primera calidad. Podrás visitar estas fábricas y ver de primera mano todo el proceso, desde la extracción de la leche fresca hasta la elaboración de deliciosos quesos, cremas, yogurt y dulces.

La crianza de ganado Normando es la primera actividad de la región, sus excelentes pastos y el clima son lo elementos especiales para tener un ganado de doble propósito, leche y carne. Foto Wilman A. Vásquez

Aunque la fertilidad de las tierras es grande, ahora los campesinos se dedican mas al pastoreo de ganado vacuno que la agricultura, hay muy pocos cultivos especialmente de pan-coger. Foto Eleuterio Gómez V.

Pero la agricultura también tiene un papel protagonista en este lugar. Los campesinos de San Félix han conservado las técnicas ancestrales en la producción de alimentos, cultivando productos de pan coger en los amplios solares que rodean sus hogares. Podrás caminar por los campos y observar cómo cultivan hortalizas, frutas y granos, contribuyendo a la sostenibilidad alimentaria de la región.

Foto Wilman Alberto Vásquez V.

Foto Wilman Alberto Vásquez V.

Además de la riqueza agrícola y ganadera, San Félix también te seducirá con sus calles empedradas y casas de estilo tradicional de la Colonización antioqueña. Cada esquina tiene un encanto especial y una historia que contar. Podrás interactuar con los lugareños, quienes con su amabilidad y sencillez te harán sentir como en casa. Podrás escuchar sus relatos de antaño, aprender de sus conocimientos ancestrales y disfrutar de su compañía en una tarde de tertulia.

Pero lo más impresionante de San Félix es su entorno natural. Rodeado por las majestuosas montañas de los Andes, este pueblo enclavado en una verde meseta te brinda la oportunidad de desconectar del bullicio y conectar con la naturaleza. Podrás disfrutar de largas caminatas por los senderos que serpentean por las montañas, respirando el aire fresco y puro que se mezcla con el aroma de las flores silvestres.

Puedes visitar la imponente iglesia, un símbolo de fe y espiritualidad en el pueblo, y contemplar la arquitectura que ha perdurado a lo largo de los años, si estas de buena suerte podrás escuchar el hermoso sonido de sus campanas, estas según los especialistas las catalogan como las de más bello sonido de nuestra patria colombiana.

El río San Félix, que serpentea a través del pueblo, añade aún más encanto a esta joya rural. Es un lugar perfecto para conectar con la naturaleza y rejuvenecer el espíritu. El pueblo está cruzado por tres quebradas que al unirse en las afueras del pueblo forman el rio San Félix.

Foto Oscar Jaime Serna

Foto Oscar Jaime Serna

Foto John Freddy Grisalez

En este pueblo, el tiempo parece detenerse. Aquí puedes escapar del ritmo frenético de la vida moderna y sumergirte en un ambiente tranquilo y sereno. El aire fresco y puro que se respira aquí invita a relajarse y desconectar del bullicio de la vida cotidiana. Puedes sentarte en uno de los bancos del parque central y contemplar el paisaje, dejar que tus pensamientos se pierdan en la vasta belleza a tu alrededor.

Pero San Félix no solo es un lugar para la contemplación, sino que también ofrece oportunidades para los aventureros. Los senderos que serpentean por las montañas permiten realizar excursiones a pie o en bicicleta, descubriendo miradores naturales que ofrecen vistas impresionantes de los alrededores. Los amantes de la naturaleza también pueden disfrutar de la observación de aves, ya que el pueblo se encuentra en un área de gran diversidad ornitológica.

A tan solo 40 minutos caminando vas a poder disfrutar del llamado Valle de la Samaria y disfrutar de los bellos paisajes de la Palma de Cera, árbol nacional, disfrutar de los bosques de esta planta emblemática y escuchar el canto del perico de páramo, que habita en las palmas, o escuchar el picoteo del pájaro carpintero en los troncos de las palmas. Allí los lugareños poseen emprendimientos donde puedes disfrutar de alojamiento en cabañas y/o disfrutar de los más ricos platos de la comida nacional e internacional, especialmente la trucha arco iris que habita o se cultiva en diferentes criaderos de la comarca.

Antigua casa de la Hacienda el Cedral (ver historia) – Foto Oscar Jaime Serna

En resumen, San Félix es mucho más que un pueblo encantador. Es un lugar donde la naturaleza y la sencillez se conjugan para ofrecerte una experiencia auténtica. Podrás conocer las técnicas ancestrales de los campesinos en la producción de alimentos, deleitarte con los productos lácteos de primera calidad, recorrer sus calles impregnadas de historia y conectarte con la belleza natural de los Andes colombianos. San Félix te espera con los brazos abiertos para ofrecerte momentos inolvidables en este rincón mágico de Colombia. No pierdas la oportunidad de vivir la experiencia.

Textos: Eleuterio Gómez V. 

Meseta de la Hacienda el Cedral (Historia de ésta,  importante en la Historia)Foto Eleuterio Gómez V.

Arquitectura de tabla Parada en San Félix

La arquitectura de tabla parada es un estilo de construcción que se utilizó ampliamente durante la colonización antioqueña en Colombia. Este estilo arquitectónico se caracteriza por el uso de tablas de madera como elemento principal para levantar las paredes de las viviendas. Es un claro ejemplo de la adaptación al entorno y recursos disponibles en la región.

La colonización antioqueña tuvo lugar durante el siglo XIX, cuando muchas familias emigraron de la ciudad de Sonsón, La Ceja, Medellín y sus alrededores hacia áreas rurales en busca de tierras fértiles para la agricultura y la ganadería. Estas familias construyeron viviendas de tabla parada como respuesta a las necesidades de un rápido establecimiento y una construcción económica. Las casas de tabla parada se erigían generalmente en terrenos inclinados, debido a que este tipo de construcción permitía una adaptabilidad a la topografía del terreno. La madera utilizada provenía principalmente de los bosques cercanos, lo que facilitaba el acceso al material de construcción.

Este estilo arquitectónico se distingue por su sencillez y funcionalidad. Las casas de tabla parada eran estructuras de una o dos plantas, con tejados a dos aguas para evitar filtraciones de agua. Las paredes estaban compuestas por tablas de madera colocadas verticalmente y unidas mediante sistema de ranuras y lengüetas, lo que confería mayor estabilidad y resistencia a la estructura.

La tabla parada ofrecía aislamiento térmico y acústico, así como protección contra los fuertes vientos y las lluvias características de la región antioqueña y del viejoCaldas. Además, este tipo de construcción resultaba económica debido a la disponibilidad de madera y a la facilidad de ensamblaje de las tablas. Las casas de tabla parada se diseñaban con un enfoque en la ventilación natural para mitigar las temperaturas de la zona. Por lo general, estas viviendas contaban con amplios corredores y ventanas estratégicamente ubicadas para permitir la circulación del aire y el ingreso de la luz natural.

A pesar de su aspecto rústico, las casas de tabla parada se destacaban por su belleza y armonía con el entorno natural. Muchas de estas viviendas eran adornadas con coloridas fachadas de madera pintada, brindando un toque de alegría y personalidad a las comunidades rurales. oy en día, la arquitectura de tabla parada de las casas de la colonización antioqueña es considerada parte del patrimonio cultural de Colombia. Aunque muchas de estas viviendas han sido sustituidas por construcciones más modernas, aún se pueden encontrar ejemplos de esta arquitectura en algunas zonas rurales y pueblos de orígenes campesinos como San Félix.

La arquitectura de tabla parada representa un valioso legado histórico y una manifestación arquitectónica de la ingeniosidad y adaptabilidad de las comunidades antioqueñas durante su proceso de colonización. Es un recordatorio de la importancia de utilizar los recursos locales de manera sostenible y de cómo la arquitectura puede reflejar la identidad cultural de un pueblo.

Textos: Eleuterio Gómez V. 

Foto Wilman Alberto Vásquez V.

Foto Wilman Alberto Vásquez V.

Foto Wilman Alberto Vásquez V.

Foto Wilman Alberto Vásquez V.

Foto Wilman Alberto Vásquez V.

Foto Wilman Alberto Vásquez V.

Foto Wilman Alberto Vásquez V.

San Félix pueblito montañero

En San Félix, mi cuna cordillerana,
donde las montañas abrazan el alba,
el humo de fogones, aroma de hogar,
pinta un paisaje mágico, de ensueño sin par.

Las leñas crepitan, calentando el corazón,
mientras las estrellas susurran canciones,
en el pueblito encantado, lleno de alegría,
donde cada rincón guarda una melodía.

Los niños corretean por calles de tierra,
jugando entre risas y sueños que se afierran,
las abuelas tejen historias en cada esquina,
y los sueños se elevan como cometas divinas.

San Félix, tesoro entre montañas altivas,
con su aire puro y sus almas creativas,
cada rincón esconde secretos y colores,
que pintan la vida con mil resplandores.

Enmarcado por paisajes majestuosos,
San Félix despierta sentimientos hermosos,
la paz se respira en cada amanecer,
y el amor florece en cada anochecer.

Así es mi pueblo, mi amado San Félix,
donde la magia y la alegría son fiel matriz,
un lugar que siempre llevaré en el corazón,
pues en sus encantos encontré mi canción.

En San Félix, entre montañas y fogones de leña,
mi alma encuentra paz y mi espíritu sueña,
y así seguirá siendo por siempre jamás,
mi pueblito amado, mi eterno compás.

 

Eleuterio Gómez V.

Foto Wilman Alberto Vásquez V.

Foto Wilman Alberto Vásquez V.

Foto Wilman Alberto Vásquez V.

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