Eleuterio Gómez

Los arrieros antioqueños son fascinantes y valientes personajes que desempeñaron un papel fundamental en la historia de Colombia. Estas personas, de diversas procedencias y condiciones sociales, poseían un espíritu aventurero y explorador que los impulsó a abrir el eje cafetero colombiano especialmente el viejo Caldas. Gracias a ellos, las familias provenientes de Antioquia pudieron establecerse en esta región y se convirtió en una importante ruta comercial.

El perfil de un arriero siempre se caracterizó por un físico y espíritu excepcionales, más allá de su educación, profesión o lugar de origen. Para protegerse del sol, solían llevar un sombrero aguadeño, que se convirtió en un distintivo de su vestimenta. Además, portaban un poncho para protegerse del frío y para secarse el sudor a medida que avanzaban por los caminos agrestes.

El cigarro de tabaco era otro elemento indiscutible en la vida de un arriero. Durante sus travesías, encendían uno para medir el tiempo o la distancia recorrida, al mismo tiempo que ahuyentaban a los molestos mosquitos. Este pequeño acto cotidiano se volvió parte de su rutina y se convirtió en una tradición arriera.

Otro complemento esencial en la vida de un arriero era su fiel compañero: un perro. Estos leales animales brindaban compañía y protección a los arrieros, alertándolos de posibles peligros o intrusos en su camino. La relación entre arriero y perro era tan estrecha que se consideraban mutuamente indispensables para realizar sus tareas diarias.

La ruta del Arriero

Además de su equipamiento personal, los arrieros solían cargar consigo un machete, que les servía para despejar el camino de lianas, arbustos y otros obstáculos en los caminos salvajes. Esta herramienta se convirtió en su mejor aliada para enfrentar los desafíos del terreno y asegurarse de que pudieran avanzar sin contratiempos.

Incluso en situaciones difíciles, los arrieros demostraban su solidaridad y empatía. Cuando alguno de sus compañeros se incapacitaba o enfermaba durante el trayecto, no dudaban en hacer uso de los llamados silleteros. Estos eran estructuras simples pero efectivas para cargar a las personas necesitadas y llevarlas al pueblo más cercano, donde podrían recibir atención médica.

Los arrieros antioqueños fueron verdaderos héroes de la época, ya que, gracias a su valentía y perseverancia, lograron abrir caminos, establecer asentamientos y fomentar el intercambio comercial en el eje cafetero colombiano. Su espíritu aventurero y su dedicación los convierten en un ejemplo de lo que se puede lograr con determinación y trabajo duro.

Hoy en día, su legado perdura en la historia y cultura de Colombia, recordándonos la importancia de la tenacidad y el coraje para alcanzar grandes metas. Los arrieros antioqueños son parte esencial de la identidad colombiana y merecen ser honrados y recordados por su contribución a la construcción de la nación.

La Ruta de los Arrieros

La ruta de los arrieros en el norte de Caldas es un trayecto marcado por la autenticidad y la historia. Esta ruta se extiende desde Armenia/Pereira hasta Medellín, pero esta vez nos centraremos en explorar los pueblos de esta región, que poseen una autenticidad única que merece ser documentada.

Los pueblos del norte de Caldas han sido testigos de situaciones difíciles durante la forja de esta ruta arriera. Estas dificultades han dejado una huella en la identidad de estos lugares, haciéndolos especiales y diferenciados. Es por eso que todavía se pueden encontrar arrieros en ciudades como Manizales y Salamina, en Caldas, aunque raramente se ven en Pereira y Armenia, debido a su paisaje más fácil y mejores carreteras como también la vida citadina.

Uno de los factores que ha mantenido a los arrieros en el negocio en esta región ha sido la mala calidad de las carreteras del Departamento de Caldas. A pesar de representar un desafío constante para ellos, estas condiciones adversas han permitido mantener viva la tradición arriera. Sin embargo, es importante destacar que las carreteras están experimentando una mejora drástica en la región, gracias a las inversiones realizadas por administraciones departamentales anteriores y actuales.

Las autoridades han comprendido la importancia de optimizar la infraestructura del departamento y han realizado esfuerzos significativos para mejorar las condiciones de las carreteras. Han pavimentado tramos y han realizado mantenimiento constante para mitigar los riesgos de derrumbes. También han trabajado arduamente para allanar carreteras difíciles que, de otra manera, habrían sido casi imposibles de utilizar.

Estas mejoras en la infraestructura vial no solo facilitan el tránsito de personas y mercancías, sino que también representan una oportunidad para preservar la historia y la cultura de los arrieros en la región. Las nuevas carreteras permiten un acceso más seguro y cómodo a estos pueblos auténticos, lo que favorece el turismo y el intercambio cultural.

A medida que avanza la modernización de las vías, se abre un abanico de oportunidades para preservar y documentar la singularidad de los pueblos del norte de Caldas y su relación con los arrieros. Estas mejoras también ponen en relieve la importancia de reconocer y honrar a estos valientes hombres y mujeres que han dejado su legado en esta histórica ruta arriera.

La ruta de los arrieros Salamina bicentenaria.

Aguadas – Sombreros, piononos y pasillos para el “Putas de Aguadas”

Aguadas, también conocida como la «Ciudad de las brumas es un lugar fascinante que no te puedes perder en la Ruta de los Arrieros. Esta ciudad encuentra se estratégicamente a la mitad de camino entre Medellín y Manizales lo que la convierte en un punto de partida para explorar esta rica ruta, o como destino final para disfrutar de todo lo que Aguadas tiene para ofrecer al visitante.

Una de las delicias imperdibles de Aguadas es degustar el singular pionono, un delicioso pastel que es exclusivo de esta ciudad. Este dulce característico se ha convertido en un ícono gastronómico de Aguadas y es considerado una parada obligada para visitantes. Te recomiendo que pruebes diferentes variedades de pionono, ya que cada establecimiento tiene su propia receta y sabor único.

Además de la deliciosa gastronomía, Aguadas también ofrece otras actividades interesantes para los viajeros. Uno de los lugares destacados para visitar es el Museo del Sombrero, ubicado en la Casa de la Cultura de la ciudad. Este museo exhibe una colección impresionante de sombreros tradicionales, un elemento distintivo de la cultura de esta región. Aquí podrás aprender sobre la historia y la elaboración artesanal de estos sombreros, que son una parte importante de la identidad de Aguadas.

Recorrer el casco antiguo de Aguadas también es una experiencia única. En este encantador sector, podrás apreciar la arquitectura colonial bien conservada y las tradicionales sombrererías artesanales. Pasear por sus calles te transportará en el tiempo, haciendo que te sumerjas en la rica historia de esta ciudad.

Mientras exploras Aguadas, notarás la constante presencia de una bruma que se cierne sobre la ciudad, dándole un ambiente místico y encantador. Esta bruma es característica de la región y ha sido parte de la vida de sus habitantes durante generaciones. Al caminar por las calles empañadas por la bruma, sentirás una atmósfera única, como si estuvieras en un cuento de hadas.

Además de su singular gastronomía y su historia cultural, Aguadas también es conocida por su aporte al folclore colombiano. El pasillo, uno de los géneros musicales tradicionales de Colombia, tiene uno de los festivales más importantes del país y ha sido influencia para muchos artistas importantes de Colombia. No es raro escuchar la música del pasillo en las calles de Aguadas, ya que es parte de su identidad y patrimonio.

En resumen, Aguadas, la «ciudad de las brumas», es un destino mágico en la Ruta de los Arrieros que no puedes dejar de visitar. Desde la degustación del delicioso Pionono hasta la visita al Museo del Sombrero, esta ciudad ofrece un contraste único entre su rica historia, su gastronomía tradicional y su ambiente enigmático envuelto en bruma. Explorar las calles y sumergirte en su autenticidad te dejará con recuerdos inolvidables de este lugar pintoresco en el corazón de Colombia.

La Ruta de los arrieros - Salamina Bicentenaria

San Félix - El valle de la Samaria y Marulanda

Enclavado en una verde meseta, rodeado de las majestuosas montañas de la gran cordillera de los Andes colombianos, se encuentra San Félix, un encantador pueblo que es considerado un tesoro escondido en medio de la naturaleza. Al llegar, uno se siente instantáneamente transportado a otro mundo, lejos del bullicio y el estrés de la vida en la ciudad.

Al arribar a esta verde meseta, el viajero global no podrá esquivar la evocación de las pequeñas villas del viejo continente, que le regala el impacto de la mezcla de los tonos verdes de la montaña con el apacible poblado que se asoma tímido entre la niebla, cuando se corona el «Alto de la Virgen», en el carreteable que conduce desde Salamina.

Sus habitantes, en su gran mayoría campesinos, son personas amables y acogedoras que te hacen sentir como en casa desde el momento en que pones un pie en sus tierras. Su hospitalidad es incomparable, siempre dispuestos a compartir historias y tradiciones con los visitantes para que puedan sumergirse por completo en la experiencia de San Félix.

Los verdes paisajes que adornan este lugar son simplemente impresionantes. Campos con extensos pastizales que combinan los diferentes tonos de verde se extienden hasta donde alcanza la vista, creando un escenario idílico para el descanso y la reflexión. La belleza natural de San Félix es abrumadora y no se puede evitar quedar maravillado por su esplendor. El verdor de la vegetación y la pureza del aire que se respira invitan a relajarse y desconectar del bullicio de la vida cotidiana.

En este encantador y pintoresco pueblo, no solo tendrás la oportunidad de maravillarte con sus verdes paisajes y la hospitalidad de sus habitantes, sino que también podrás sumergirte en la historia y tradiciones rurales que perviven en el día a día de sus campesinos.

San Félix - Salamina Bicentenaria
San Félix - Fotografía por Efraín Gómez Valencia

Pero San Félix no solo es un lugar para la contemplación, sino que también ofrece oportunidades para los aventureros. Los senderos que serpentean por las montañas permiten realizar excursiones a pie o en bicicleta, descubriendo miradores naturales que ofrecen vistas impresionantes de los alrededores. Los amantes de la naturaleza también pueden disfrutar de la observación de aves, ya que el pueblo se encuentra en un área de gran diversidad ornitológica.

A tan solo 40 minutos caminando vas a poder disfrutar del llamado Valle de la Samaria y disfrutar de los bellos paisajes de la Palma de Cera, árbol nacional, disfrutar de los bosques de esta planta emblemática y escuchar el canto del perico de páramo, que habita en las palmas, o escuchar el picoteo del pájaro carpintero en los troncos de las palmas. Allí los lugareños poseen emprendimientos donde puedes disfrutar de alojamiento en cabañas y/o disfrutar de los más ricos platos de la comida nacional e internacional, especialmente la trucha arco iris que habita o se cultiva en diferentes criaderos de la comarca.

La Samaria - Salamina Bicentenaria

Marulanda, ubicada a solo una hora de San Félix, es una parada imprescindible en la Ruta del Arriero. Este encantador pueblo es reconocido por su riqueza cultural y sus paisajes cautivadores. Desde aquí, los viajeros tienen la oportunidad de llegar hasta Manzanares, una experiencia que no te puedes perder.

Marulanda es especialmente conocida por sus ovejas y sus prestigiosos ponchos de lana. La tradición de la producción de lana ha sido transmitida de generación en generación en este pueblo, y los ponchos tejidos a mano son verdaderas obras de arte. Los visitantes tendrán la oportunidad de observar el proceso de elaboración de estos ponchos y, si lo desean, adquirir uno como recuerdo de su paso por este lugar.

Además de la artesanía de lana, Marulanda también ofrece un paisaje impresionante que cautiva a los visitantes. El hermoso entorno está adornado con majestuosas palmas de cera, árboles típicos de la región que se alzan hacia el cielo y crean un ambiente mágico. Estas palmas de cera son consideradas símbolos nacionales de Colombia y su presencia en Marulanda es un verdadero tesoro natural que no puedes dejar de apreciar.

Otra atracción destacada en Marulanda es la fábrica de lana artesanal. Aquí, los visitantes pueden conocer de cerca el proceso de producción de lana, desde el esquilado de las ovejas hasta la elaboración de hilos y tejidos. Esta experiencia ofrece una visión única de la tradición y la laboriosa técnica que se lleva a cabo para crear las prendas de lana en este pueblo de alta montaña.

Marulanda, gracias a su ubicación en la región montañosa y su clima frío, ofrece una experiencia única en la Ruta del Arriero. El aire fresco y puro, la belleza natural del paisaje y la autenticidad del pueblo hacen de este lugar un destino ideal para aquellos que buscan una conexión con la naturaleza y la cultura local.

Marulanda es una parada imperdible en la Ruta del Arriero. Desde su destacada producción de lana y ponchos artesanales hasta sus paisajes adornados con palmas de cera, este pueblo de montaña ofrece una experiencia única y auténtica. Si estás en busca de una conexión con la naturaleza, la tradición y la historia de la región, no dudes en visitar Marulanda y disfrutar de todo lo que este encantador lugar tiene para ofrecer.

Marulanda - Salamina Bicentenaria

Salamina - Ciudad Luz – Cuna del Paisaje cultural Cafetero

Salamina, conocida como la Ciudad Luz y Cuna del Paisaje Cultural Cafetero Colombiano, es un pueblo patrimonio que te transportará a través del tiempo con su impresionante arquitectura. Sus construcciones con más de 150 años de antigüedad reflejan el estilo de la colonización antioqueña y son testimonio de la historia y la cultura de este lugar.

Fundada como ciudad, Salamina solía ser el principal destino de llegada del sur de la antigua Antioquia antes de que se dividiera en varios departamentos. Con la creación del departamento de Caldas, Manizales se convirtió en su capital, relegando a Salamina a un papel más secundario en la región. Sin embargo, a lo largo de los años, los habitantes de Salamina han destacado por su intelectualidad, arte, poesía y habilidad para trabajar la madera.

Al pasear por las calles de Salamina, te encontrarás con una de las ciudades antiguas mejor conservadas de todo el país. Cada rincón está impregnado de historia y cultura, y las construcciones patrimoniales dan testimonio de las raíces ancestrales de este lugar. En reconocimiento a su valor histórico y cultural, Salamina ha dado origen al movimiento «Pueblo Patrimonio», del cual solo existen 17 pueblos en toda Colombia que tienen este reconocimiento.

Explorar Salamina es como viajar en el tiempo. Las calles te guiarán hacia hermosas casas coloniales, iglesias y plazas, que aún conservan su esplendor original. Cada edificación cuenta una historia y muestra la habilidad de los antiguos artesanos que dejaron su legado en estos lugares. La madera, en particular, es uno de los elementos que destacan en la arquitectura de Salamina, evidenciando la maestría artesanal de sus habitantes.

Además de su impresionante patrimonio arquitectónico, Salamina también se destaca por su entorno natural y su rica tradición cafetera. Rodeado de paisajes montañosos y vegetación exuberante, este pueblo ofrece la oportunidad de conectarse con la naturaleza y disfrutar de la tranquilidad de la zona cafetera.

Salamina es un tesoro cultural en la Ruta del Arriero y en el Paisaje Cultural Cafetero. Sus construcciones patrimoniales con más de 150 años de antigüedad representan la historia y la identidad de este lugar. Te invito a caminar por sus calles, maravillarte con su arquitectura y sumergirte en la rica cultura de este pueblo patrimonio. Salamina te espera con sus historias, su belleza arquitectónica y su encanto tradicional.

Salamina Bicentenaria
Parque Principal de salamina - Foto Efraín Gómez Valencia

Aranzazu - Paseos a caballo y vino de mora

Aranzazu, un pueblo que hasta hace poco no era considerado como destino turístico, está emergiendo como un lugar encantador con una amplia oferta para los visitantes A medida que se descubren las múltiples atracciones únicas que ofrece, Aranzazu está ganando popularidad entre aquellos que buscan experiencias auténticas y conexiones con la naturaleza.

Una de las atracciones destacadas en Aranzazu es el museo de artefactos religiosos, aunque actualmente se encuentra en proceso de renovación. Este museo ofrece una visión interesante de la historia y la tradición religiosa de la región, y es un lugar que vale la pena visitar una vez que haya concluido su renovación.

Otra característica distintiva de Aranzazu es su vino de mora, una bebida única y deliciosa que no puedes dejar de probar. La mora es una fruta autóctona de la región y su vino es conocido por su sabor afrutado y su peculiar dulzura. Degustar este vino es una experiencia única que te permitirá apreciar los sabores locales y descubrir la especialidad de la zona.

Aranzazu cuenta con varias cascadas cercanas que son un deleite para los amantes de la naturaleza. Entre ellas destaca los Chorros de la Moravia, una cascada que es visible desde el pueblo. Cada fin de semana, se organizan paseos guiados a caballo desde Aranzazu hasta esta cascada, ofreciendo la oportunidad de disfrutar de un día al aire libre y disfrutar de la belleza natural de la región. Además, estos paseos a caballo son populares entre los habitantes del pueblo, por lo que es probable que tengas la oportunidad de compartir esta experiencia con ellos y establecer una conexión auténtica con la comunidad local.

Por último, en Aranzazu también se pueden visitar granjas ecológicas que ofrecen una perspectiva interesante sobre las prácticas agrícolas sostenibles y orgánicas. Estas visitas te permiten conocer de primera mano la producción de alimentos y los métodos utilizados para preservar el medio ambiente.

Aranzazu está experimentando un cambio notable y se está afianzando como un destino turístico emergente. Desde su museo de artefactos religiosos y su vino de mora hasta las cascadas cercanas y las visitas a las granjas ecológicas, este pueblo tiene mucho que ofrecer a los visitantes. Sumérgete en la belleza natural, disfruta de la compañía local y descubre la autenticidad de Aranzazu durante tu próxima visita a este encantador lugar.

Aranzazu - Salamina Bicentenaria

Manizales - Café, Tango y la Expedición de los 20

Continúa viaje por la Ruta del Arriero y descubre la historia, la cultura y la belleza natural que encierra.

Te invitamos a visitar Manizales, la Capital del Café de Colombia. En esta ciudad urbana, podrás disfrutar de una experiencia de café extraordinaria. Desde probar sofisticadas preparaciones en la Boutique de Cafés Especiales, como la máquina Steampunk, hasta deleitarte con un tradicional Tinto en una visita a una finca cafetera en Tío Conejo. Aquí encontrarás una amplia variedad de opciones para disfrutar del reconocido café colombiano y sumergirte en su cultura.

Pero hay más por descubrir en Manizales. La ciudad también te ofrece la posibilidad de adentrarte en el tango, un baile y género musical originario de Buenos Aires, Argentina. El tango es una parte importante de la cultura local en Manizales, y sus campeones mundiales de tango en 2020 son originarios de esta ciudad. Te recomendamos pasear por la mundialmente famosa Calle del Tango o incluso tomar una clase de iniciación en este baile que ha perdurado por más de 100 años.

Para terminar tu día en Manizales, visita Chipre, donde encontrarás el monumento a la Expedición de los 20, que inmortaliza a los arrieros que se establecieron en la región y fundaron Manizales en 1849. Debajo del monumento, encontrarás un museo del café donde podrás vestirte como un paisa y posar para fotografías. Después de tu visita, podrás disfrutar de uno de los mejores escenarios para admirar atardeceres en todo el país y despedir tu día y tu viaje por la Ruta del Arriero.

La Ruta del Arriero es un legado vivo de resiliencia que nos ha brindado una civilización próspera a partir de selvas y bosques en constante crecimiento. Sin ella, la cultura, el paisaje y el dialecto local del norte de Caldas no serían los mismos. Su valor radica en el tremendo desafío de abrir rutas y senderos a través de la cordillera de los Andes colombianos.

Cuando recorras esta ruta, tómate un descanso, absorbe el canto de los pájaros, la energía y los ecos de aquellos que te precedieron. Solo en ese momento podrás apreciar plenamente la importancia de los valientes hombres y mujeres que ayudaron a establecer el Eje Cafetero en esta región. Continúa tu viaje y descubre las maravillas que aguardan en la Ruta del Arriero.

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