La Noche del Fuego en Salamina es una celebración que une fe, tradición y comunidad. Cada diciembre, miles de faroles iluminan el centro histórico, mientras familias y visitantes recorren sus calles coloniales. Es un evento patrimonial que reafirma la identidad cultural y proyecta a la Ciudad Luz hacia el mundo.
Recientemente inaugurado en el parqueadero La Octava, este mural pintado por el maestro aranzuceño Alexander Castaño rinde homenaje a la historia, la fe y la identidad cafetera de Salamina, plasmando en cada trazo el legado cultural de un pueblo que resiste con memoria.
La Noche del Fuego en Salamina, el 7 de diciembre, es una odisea luminosa que inicia con la procesión de la Virgen Inmaculada. Recorriendo calles adornadas con faroles desde el Parque de Bolívar hasta la capilla del cementerio, el coliseo y la Casa de la Beata Berenice, culmina en el Parque de Bolívar con shows musicales y más de una hora de juegos pirotécnicos ininterrumpidos.
Con el acontecimiento focal de la celebración del Bicentenario de Salamina, conviene abrir espacio al sano debate académico sobre los diferentes aspectos que caracterizaron el proceso colonizador del sur de Antioquia.
En días pasados un destacado personaje, propone rescatar los nombres históricos de calles en Salamina, resaltando su valor patrimonial y la importancia de preservar la memoria local, similar a cómo otras ciudades conmemoran su historia a través de sus calles.
La recuperación de la historia de Salamina a través de la digitalización y difusión de los escritos de sus historiadores y escritores es un paso crucial para asegurar que el patrimonio intelectual y cultural de esta comunidad perdure en el tiempo, enriqueciendo el acervo histórico y educativo de las generaciones venideras.
El campesino es un pilar fundamental de la sociedad, cuya labor es fundamental para la supervivencia y el bienestar de la humanidad.
En una animada reunión de amigos, surgen innovadoras ideas para el desarrollo de Salamina, incluyendo la creación de un mirador turístico, un monumento al fundador, mejoras en infraestructura y servicios públicos, promoción cultural y turística, y propuestas de salud y seguridad. Una tarde enriquecedora marcada por la creatividad colectiva.
Los arrieros antioqueños fueron verdaderos héroes de la época, ya que, gracias a su valentía y perseverancia, lograron abrir caminos, establecer asentamientos y fomentar el intercambio comercial en el eje cafetero colombiano. Su espíritu aventurero y su dedicación los convierten en un ejemplo de lo que se puede lograr con determinación y trabajo duro.
A solo 40 minutos del municipio de Salamina se encuentra este encantador lugar, que cautiva con su bosque de palmas de cera, tradiciones cundiboyacenses y la calidez de sus habitantes, quienes se propusieron impulsar su crecimiento a través del turismo.
Jorge Alí Triana se sienta, se para, señala, se muerde los dedos de su mano derecha. Listos? le pregunta a Rodrigo, su hijo…listos, responde. Cámara…rodando…rueda sonido…acción
Dominado principalmente por hombres, el perfil de un arriero siempre ha sido el de una persona con un físico y un espíritu excepcionales, independientemente de…