Don Silvio, conocido cariñosamente por sus amigos y allegados, vio la luz por primera vez en el año 1932 en el pintoresco corregimiento de San Félix, un rincón entre montañas frías que ha sido hogar de algunas familias emblemáticas como los Sarasa de Marinilla y los Botero de Sonsón, quienes antes de radicarse definitivamente en la cabecera municipal de Salamina, dejaron su huella en estas tierras.

Desde temprana edad, Don Silvio siguió los pasos de sus ancestros y se dedicó al oficio de comerciante, administrando con esmero un par de establecimientos de venta de mercancías, el Almacén La Garantía y el Almacén Celina, ubicados estratégicamente en el parque de San Félix y en la Calle Real de Salamina, junto a su esposa Blanca Celina Gallego, con quien compartió una sólida unión matrimonial por más de 64 años, hasta que lamentablemente ella partió en el año 2021.

Más allá de su labor como comerciante, Don Silvio se destacó por su compromiso cívico y generoso con la causa de San Félix, abogando incansablemente por brindar mayores oportunidades y opciones de desarrollo a su amado territorio. Su dedicación y entrega lo llevaron a incursionar en la arena política local, logrando representar en múltiples ocasiones los intereses de San Félix en el concejo municipal. Siempre se condujo con tolerancia y respeto hacia sus oponentes, reconociendo en ellos amigos y líderes naturales indispensables para la transformación de su amada municipalidad.

Desde el cabildo municipal, Don Silvio lideró diversas campañas para la transformación del corregimiento, promoviendo a su vez obras de desarrollo para todo el municipio. Su legado se mantiene presente en la memoria de su familia, quienes lo recuerdan como un incansable defensor de los intereses de los Salamineños, abogando por recursos e intervenciones ante las instancias municipales y departamentales en favor de quienes acudían en busca de ayuda, incluso logrando ser elegido como diputado en la Asamblea Departamental en la década de los años 70.

silvio saraza destacada

Entre sus vivencias más entrañables en San Félix, Don Silvio rememora con una sonrisa cómplice sus colaboraciones junto al siempre recordado Padre Víctor Menegón, misionero italiano de la Consolata, en diversas obras y proyectos que beneficiaron a la comunidad local. Juntos, trabajaron incansablemente por el bienestar colectivo, dejando una huella imborrable en la historia de San Félix.

La vida de Don Silvio estuvo marcada por un profundo compromiso con su comunidad, un ejemplo de dedicación y servicio desinteresado que perdurará en el recuerdo de quienes tuvieron el privilegio de conocerlo. Su legado trasciende fronteras y su espíritu altruista sigue inspirando a nuevas generaciones a seguir su ejemplo de amor por su tierra y sus semejantes.

De sus memorables experiencias en San Félix, Don Silvio y el padre Victor unidos en un espíritu solidario, participaron activamente en grupos de teatro comunitarios, veladas culturales, bazares benéficos, carnavales coloridos y encuentros cívicos de todo tipo, siempre con el objetivo común de recaudar fondos que permitieran llevar a cabo proyectos en beneficio de la comunidad. Estas actividades lúdicas y culturales no solo fortalecieron el vínculo entre los habitantes de San Félix, sino que también contribuyeron al desarrollo y embellecimiento de su entorno.

En su trayectoria política, Don Silvio encarnó el ideal de la verdadera representación ciudadana, manteniendo siempre presente el compromiso de servir a su comunidad y respetar la voluntad colectiva. A sus 92 años, su familia entera disfruta de su serena y sabia compañía, saboreando cada instante compartido. A pesar de los años, Don Silvio conserva intacta su pasión por el billar a tres bandas, dedicando algunas tardes enteras a disfrutar de este apasionante juego en compañía de amigos de toda la vida. En cada golpe de la bola, en cada risa compartida, se aprecia la plenitud de una existencia dedicada al servicio desinteresado y al amor por el prójimo.

Hoy en día, Don Silvio es un ejemplo viviente de integridad, generosidad y compromiso, demostrando que el propósito fundamental de la vida humana radica en servir a otros sin esperar nada a cambio. Su legado perdurará en el tiempo, inspirando a las futuras generaciones a seguir su ejemplo de entrega y dedicación a causas nobles. Don Silvio, con su sabiduría y su humildad, nos recuerda que el verdadero valor de la vida reside en la huella positiva que dejamos en el mundo y en el corazón de quienes nos rodean.

Silvio Saraza Botero
Don Silvio, con su sabiduría y su humildad, nos recuerda que el verdadero valor de la vida reside en la huella positiva que dejamos en el mundo y en el corazón de quienes nos rodean.
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