Salamina fue reconocida como monumento nacional según resolución 002 del 12 de marzo de 1982 por su belleza arquitectónica y urbanística sobresaliente y sin par, dentro de lo que los especialistas han llamado arquitectura popular o arquitectura sin arquitectos; La impronta de la Arquitectura Antioqueña ha detenido el tiempo en Salamina, de ahí su atractivo. Un precioso conjunto de casas de bahareque, cubiertas con tejas de barro, con aleros que pretenden darle sombra a las desniveladas calles, moldea un ambiente único, que solamente se vive y se respira en Salamina.
Los balcones adosados en lo alto, pintados de brillantes colores y engalanados con vistosas flores, así como los portones, adornados con incrustaciones barrocas, dan una idea de la perfección con que los artesanos Salamineños trabajaron en tiempos pasados la madera.
Otros de los atractivos de la arquitectura salamineña son los interiores de las casas solariegas. Cada uno de sus moradores trata de reunir, en un acogedor recinto, naturaleza y arquitectura. Pilares y barandales de madera, una pila en medio del patio, helechos colgantes y macetas florecidos enmarcan un aspecto de la paz y la calma en que viven los salamineños.
El proyecto Los balcones del paisaje se originan dentro del plan estratégico de la Fundación Escuela Taller de Caldas y del PCCC, como parte del portafolio de servicios de las unidades productivas de la entidad, buscando la salvaguarda y la protección del patrimonio cultural, resaltando la belleza de uno de los elementos arquitecturales más sobresalientes y representativos de la arquitectura regional que tiene diversas expresiones en los pueblos del PCCC, a partir de la arquitectura antioqueña que se va enriqueciendo con el trabajo de artesanos como Eliseo Tangarife y de otros que dejaron su impronta en ejecuciones que desafortunadamente han ido desapareciendo con la implantación de la llamada “modernidad”.
La principal característica de este trabajo, radica en la fabricación a escala y la utilización de las mismas maderas con que fueron ejecutados los originales, especialmente con maderas recicladas de edificaciones derruidas y en la parte posterior con la historia del balcón, la ubicación y el maestro constructor.
Es importante destacar al respecto la labor creadora de Eliseo Tangarife, artista del calado y la talla en madera quien se paseó por los diferentes estilos artísticos dejando como legado las portentosas obras plasmadas en innumerables canceles de comedor en la ciudad. Se caracteriza Tangarife por la inagotable creatividad, por la destreza y maestría de sus ejecuciones, por la línea depurada. y el equilibrio compositivo alcanzado en ellas. Entre sus discípulos sobresalen la figursa de Fernando Macías Hencker, y actualmente su hijo Fernando Macías Vásquez, historiador y escritor y Juan de Dios Marulanda, quienes han seguido sus pasos y logrando verdaderos aciertos en sus creaciones artísticas.
Cabe destacar el empleo de de los enchapados en comino crespo, embutidos de pino blanco y la supresión de terminaciones escultóricas coronando las cornisas en cuello de cisne por un tipo de flora estilizada, propia de nuestro medio y una personal variante de hojas de acanto, que las diferencia de todas las convencionales.
El empleo de maderas tropicales ante la carencia de las preciosas maderas europeas, propició el perfeccionamiento en acabados y el aumento de volúmenes, con una altura técnica que el maestro logro dar la soltura necesaria a sus trabajos, a esto se suma la fabricación por el maestro de la herramientas adecuadas para la fabricación de ensambles, cornisas, estrías, y columnas decorativas, elementos estos de notoria importancia dentro de la obra de Tangarife.
El racional concepto del empleo de la madera, a alejado a estos artistas de la utilización de otros materiales propios de los estilos importados como las incrustaciones en bronce, los metales dorados, los herrajes, los populares enyesados.
De gran tradición, no sólo en Caldas sino también en Antioquia, se bailan al zurrungueo veloz de un triple solo. Pantomima danzada, idilio de neta picardía campesina, su música es llamada “Bunde”, o combinación entre los ritmos rivales del Bambuco y el Torbellino.
Danza zoomorfa. El sonido del instrumento membranófono llamado “corrosco” invoca y llama al animal, que es símbolo de la lluvia y la fertilidad, en aire de Vueltas Remedianas. Esta danza exterioriza el anhelo de procreación, con un picaresco sentido del humor, típico del caldense.
De origen escocés, fueron sin embargo los alemanes quienes lo difundieron por Europa. Como danza de salón, se popularizó en el Occidente Colombiano a partir de 1820. Tuvo su principal centro de aculturación en la ciudad de Cali, Valle del Cauca, desde donde pasó a las poblaciones de Caldas y de allí a sus campesinos, sustentado por un característico rasgueo de triples solos.
Leyenda del Norte Caldense que cuenta que una mujer muy hermosa, casada con Juan Bermúdez le vendieron el alma al diablo a cambio de riquezas y efectivamente tuvieron tierras, dinero, joyas y servidumbre y cuentan las malas lenguas que vivieron en los parajes de San Félix en unas cuevas que llevan sus nombres y el diablo vino a pedirles el alma.
En Salamina se celebra la tarde de María la Parda el 31 de Octubre que es una celebración para los niños. Ver Tarde de María La Parda.
Los campesinos describen a la Madremonte de diferentes formas: A veces aparece como una mujer musgosa y putrefacta, enraizada en los pantanos, que vive en los nacimientos de los riachuelos y cerca de grandes piedras. Generalmente aparece en zonas de marañas y maniguas, con árboles frondosos y en regiones selváticas.
Algunos la describen con ojos brotados como de candela, colmillos grandes como los de los sainos, con manos largas y una impresionante expresión de furia, vestida siempre con chamizos, hojas y bejucos. Otros la describen como una mujer alta, corpulenta, elegante y vestida de ramajes, hojas frescas, frondas, bejucos y de musgo verde y con un sombrero alón cubierto con hojas y plumas verdes; su cabello esta cubierto con lianas y musgo que no le dejan ver el rostro, y también, por que el sombrero con tantas ramas opaca la cara. A veces aparece en los rastrojos convertida en una zarza tupida en movimiento que observa con rabia a los humanos que pasan por la selva o los montes.
La Madremonte ataca cuando hay grandes tempestades, vientos e inundaciones y borrascas que acaban con los sembrados, las cosechas y los ganados. Los campesinos cuentan que oyen sus bramidos y gritos infernales en noches tempestuosas y oscuras. A veces escuchan un quejido agudo, profundo y penetrante, el cual se expande misteriosamente en la manigua, en medio de los truenos, rayos y centellas. Algunos campesinos creen que las inundaciones y borrascas de los ríos se deben a que la Madremonte se está bañando en el nacimiento de las quebradas; así esta agua se enturbian.
Las múltiples descripciones encontradas nos muestran la riqueza fantástica con que pintan a este legendario ser que tiene una relación con el espíritu ecológico de nuestros campesinos, hasta hace algunos años cuando aún no se había despertado su afán desmedido de acabar con la selva para convertirla en inmensos caturrales o cultivos de pasto, donde los árboles dejaron de iluminar el paisaje con la soberbia de sus follajes reverdecidos.
Algunos campesinos creen que la Patasola es la personificación de una madre que mató a su hijo y fue condenada a vagar por los montes. Otra versión muy popular dice que era una bella mujer muy pretendida por los hombres, pero por perversa y cruel, que se dio al libertinaje, y que por esta causa le amputaron la pierna con un hacha y la arrojaron al fuego en una hoguera hecha con tusas de maíz. La mujer murió como consecuencia de la mutilación, y desde entonces vaga por los matorrales de las montañas gritando lastimeramente en busca de consuelo. Se enfurece cuando ve hombres cristianos; le disgusta encontrarse con el hacha, la tusa y la canela; asimismo, odia la peinilla y el machete. Las personas, para resguardarse de ella llevan perros u otros animales domésticos.
Dicen los campesinos que si la Patasola aparece de improviso, hay que recordarle los objetos que sirvieron para amputarle su pierna: el hacha, las tres tusas y la candela.
Hombre de descomunal tamaño, terriblemente feo, sucio y desgreñado. Vive en los montes. Le falta una pierna de la rodilla para abajo y él la ha reemplazado con un tarro de guadua, tarro que a la vez le sirve de letrina. Cuando está lleno de inmundicias lo derrama en algún sembrado y allí nace la gusanera y las plagas todas; las cosechas se malogran y los daños son incontables.
Su presencia por los campos es pestilente y se considera como el anuncio de la calamidad, muerte e inundaciones. Según las regiones aparece como deidad masculina o femenina. Sus gritos macabros o sus carcajadas histéricas son escuchadas en los socavones de las minas y en las hondonadas de los riachuelos, sobre todo en las noches lluviosas oscuras y tenebrosas. Su presencia es anunciada con el aullido de los perros, el movimiento de los árboles huracanados y el rozar intenso de la hojarasca. El Patetarro predice inundaciones, crecidas de los ríos, devastación de las cosechas y es el anuncio de malos presagios.
Protector de los bosques y animales selváticos. Aparece en figuras diversas antropomorfas o zoomorfas, con cuerpo musgoso, cubierto de líquenes y helechos. Algunos campesinos lo han visto como un “Hombre árbol” en movimiento; otros como un monstruo que aparece con figura de mono gigante y siempre peludo y con mucho musgo y hojas secas.
Cuando hay tala de bosques, destrucción de árboles o quema del medio natural, El Hojarasquín del Monte aparece en forma de tronco seco y queda oculto hasta cuando reverdece la floresta. Por ello muchos campesinos tienen respeto a los troncos secos en los bosques.
El Hojarasquín hace perder a los caminantes en el bosque. Sin embargo, a veces ocurre que cuando le cae bien una persona, le indica el camino para salir del bosque; por ello mucha gente lo invoca para pedirle ayuda al caminante perdido en las montañas. Dicen los campesinos que las huellas del Hojarasquín del monte aparecen como rastros de pezuñas de venado, danta u otros, para despistar a los cazadores.
Leyenda del Tolima grande, que se cuenta mucho en nuestro municipio por los abuelos. El Mohán a veces aparece como un hombre gigantesco con barba y cabellera abundantes, ojos rojizos de intenso brillo como brazas encendidas, boca grande, dientes de oro, tez quemada de indio viejo, y en general un aspecto muy demoníaco. Aparece bastante juguetón, enamorado, muy obsequioso y serenatero. Persigue a las muchachas lavanderas; por el río Magdalena, dicen los campesinos que lo han visto bajar en balsa, tocando guitarra o flauta, con gran susto.
Se le juzga el creador de la música de torbellino, bambuco, pasillo, múcura, etc., y se le ve y se le oye tocar el tiple, el requinto, las maracas, al estilo antiguo. Su canto no es conocido, no se le atribuyen ‘coplas’, ni se le reconoce un lenguaje poético.
Los campesinos creen que el Mohán es antropófago, pues le gusta la sangre de los niños de pecho, a quienes después de sacársela, se los come asados en hogueras de hojarasca. Le gustan las mujeres bellas y jóvenes, principalmente las muchachas casaderas, a quienes persigue para llevarlas a los ríos.
Alrededor de los charcos y en los peñascos donde vive, gusta custodiar sus tesoros en oro, piedras preciosas, alhajas, brazaletes, narigueras y numerosas joyas. Algunos dicen que tiene un palacio subterráneo con muchos tesoros, oro y piedras preciosas. El Mohán es travieso, andariego, embaucador, brujo y libertino.
Leyenda mexicana, que se cuenta mucho por los abuelos campesinos. Era una mulatita muy despabilada que habiendo tenido un hijo por artes conocidas de todo aquel que las supiere y no sabiendo qué camino tomar para no desmerecer ante los ojos de los suyos, decidió ahogar a la criatura una noche de luna. Llegó a la orilla del río y, en un remanso, dejó caer al inocente hijo.
Victima de su remordimiento regresó al poco rato a buscar el hijo de sus entrañas, Y como loca recorría las orillas del río tratando de encontrarlo.
Desde entonces, en las noches de luna, se oye la voz de la Llorona que grita y se lamenta buscando afanosamente a su hijo mientras dice “¡Aquí lo eché… aquí lo eché: ¿ En dónde lo encontraré?!”.
Según los campesinos y aldeanos, La Llorona aparece como una mujer con rostro
huesudo de calavera, ojos rojizos, cabellos desgreñados, con largas vestiduras, sucias y deshilachadas, llevando en sus brazos a un niño muerto. Se distingue por sus lloriqueos angustiantes y profundos y sus gritos macabros y plañideros. Sale por todas partes profiriendo llantos desgarradores.
“Las gentes de hoy, al menos las de por aquí, no saben de los dolores y placeres que proporcionaban las niguas. Los dolores de la sacada, la enconada, la caminada a pie limpio con ellas labrando sus nidos en las carnes humanas y el peor de los tormentos, espantoso, tremendo, no imaginado por Dante, tener que recoger el ganado de una manga al día siguiente de haber sido victima de la sacada de las niguas. Y los placeres? Pocos, pero casi sexuales: Rascar una nigua culiblanca contra el borde de la cama o las guscas de la estera. Esto es inolvidable.
La Nigua, este animalito pequeñito, casi microscópico que andaba por ahí, especialmente por los subterráneos, se subía al hombre y se enterraba en sus carnes que constituyó la única verdadera fuerza que atajó los españoles en su conquista y los hubiera vencido seguramente sino hubiera sido por una india que le enseñó a los invasores a sacarlas del cuerpo y curarse las sacaduras. La compasión de la indígena le cambió el curso a la historia.
Son tantos los poetas que han cantado a la nigua que existe una canción donde exaltan la Nigua Salamineña en palabras castizas…
La Nigua
Bambuco
Autor: Bernardo Gutiérrez
Compositor: Bernardo Arcila
Chiquita, chirriquitica, oriunda de Salamina,
cuna de grandes poetas y capital de las niguas,
colonizando los dedos llorosos de sirgüelillas
la encontró el jabón de tierra al taponar sus rendijas.
En el alma de las uñas suelen guardas sus vasijas
mientras que en las jarreteras los huevos se multiplican,
no se ve la condenada, se siente sí cuando pica
y hay una que es culibranca y otra que es culirojita.
Patojos y Casterailas al cielo claman justicia
llorando lágrimas verdes que es el llanto de las niguas;
a su tarea destructora no hay uña que se resista,
ni dedo que no separe, colchón que no vuelva trizas.
La nigua es casi un microbio chiquita, chirriquitica,
pero que rasca y que rasca, que pica, pica y repica,
la nigua es casi un microbio chiquita, chirriquitica,
y que cosa tan verraca si pica la hijueputica.