
En un tiempo donde muchas veces la indiferencia se impone al compromiso, Salamina es testigo de una historia distinta: la historia de la reconstrucción de la Casa de Suso, un ejemplo vibrante de solidaridad comunitaria, liderazgo ciudadano y apoyo institucional. Esta iniciativa, surgida desde el afecto, el respeto y la voluntad férrea de un grupo de personas comprometidas con el bienestar de los más vulnerables, ha sido liderada por un equipo que ha sabido unir esfuerzos diversos para alcanzar una meta profundamente humana.
La campaña nació por iniciativa del señor Cristian Sánchez, quien, movido por un profundo sentido de solidaridad, convocó a un grupo de personas comprometidas con transformar la realidad de Suso. A su llamado se unieron don Otoniel Vanegas —quien, antes de su reciente fallecimiento, dejó una huella invaluable en el proceso—, Herney Zuluaga, el coronel retirado Néstor Naranjo, y más adelante los veteranos de la fuerza pública Edier Velásquez y Jhon Jairo Velásquez, junto al señor Mario, vecino del barrio obrero. Juntos, y con el respaldo del grupo «Los Amigos de Suso», han logrado movilizar una red de corazones dispuestos no solo a reparar una casa, sino a reconstruir esperanza con cada gesto solidario.
Pero si hay un actor cuya participación ha sido clave en este proceso, ha sido la Arquidiócesis de Manizales, en cabeza de su arzobispo monseñor José Miguel Gómez Rodríguez a través de la Basílica Nuestra Señora de la Inmaculada y en particular de la Parroquia de Salamina, encabezada por el párroco Jaime Alberto Pérez Villegas. Su apoyo ha sido decisivo, no solo desde lo espiritual, sino también desde lo material. El aporte concreto de la Arquidiócesis cubrió el 35% de la obra: la cubierta completa de la vivienda, el piso integral, la batería sanitaria, todo valorado en 5.087.000 pesos, según factura emitida por Ferretería Pintu Pácora.
Este respaldo institucional no solo alivió la carga económica, sino que consolidó el espíritu de comunión entre Iglesia y comunidad. Fue una respuesta tangible a un llamado de justicia y caridad, un gesto que honra la misión pastoral de acompañar a los más necesitados.
El proceso de obra ha sido meticuloso y transparente. A la fecha, se reporta un avance del 87%, gracias a la ejecución de trabajos como la instalación de cuchillas de soporte del techo, soldadura de perfiles, instalación de hojas de Eternit, vaciado y enchape del mesón de cocina, enchape completo del baño, y estuco exterior del mismo.
Desde el inicio de la obra, el 15 de mayo, se han registrado 24 días efectivos de trabajo, con la participación acumulada de 90 trabajadores pagados (entre ellos un maestro y dos ayudantes), y 19 trabajadores voluntarios, quienes ofrecieron su tiempo y su esfuerzo sin esperar retribución, solo con la satisfacción de servir.
Las donaciones han sido el motor financiero y logístico de esta iniciativa. En especie, se han recibido aportes por un valor estimado de 8.598.500 pesos, que incluyen materiales clave como Eternit, perfiles metálicos, sanitario, lavamanos, cerámica, ladrillos, cemento, tuberías, alambre, mallas, balastro, formaleta, pegacor y puertas metálicas. Por otro lado, las donaciones en efectivo alcanzan los 8.110.000 pesos, de los cuales 2.420.000 corresponden a ingresos recientes. En total, más de 180 personas se han vinculado a la causa mediante dinero, materiales nuevos y usados, y la compra simbólica de banderas.
El grupo de Los Amigos de Suso ha manejado la campaña con una rigurosidad ejemplar. Toda la información se encuentra documentada y disponible para consulta pública: un libro historiográfico foliado, carpeta con facturas y recibos, libro de contabilidad de ingresos y egresos, y un archivo fotográfico cronológico digital actualizado al 20 de junio. La transparencia ha sido pilar fundamental para consolidar la confianza de la comunidad.
Más allá de los números, esta campaña es la expresión viva del alma salamineña: solidaria, generosa, profundamente humana. Los organizadores han insistido en que ellos solo han sido instrumentos, mediadores del verdadero milagro: el de un pueblo que, movido por el amor y la conciencia social, se une para transformar una vida.
El proyecto tiene como fecha de finalización el próximo 5 de julio, y con ello no solo se entregará una casa reconstruida, sino también un símbolo de lo que se puede lograr cuando el liderazgo se conjuga con la empatía y el compromiso colectivo.
El legado de Otoniel Vanegas queda así sembrado en cada ladrillo, en cada baldosa, en cada gota de sudor compartida. Y la participación de la Arquidiócesis de Manizales y la Basílica Nuestra Señora de la Inmaculada es una muestra clara de que la fe, cuando se traduce en acción, puede mover montañas… o al menos, reconstruirlas.
En un mundo que muchas veces se cansa de prometer, esta historia es un ejemplo de cumplir. De hacer. De no dejar a nadie atrás.
Los Amigos de Suso han demostrado que cuando la voluntad se vuelve comunidad, cualquier techo puede volverse hogar.

2 respuestas
Un saludo especial para el editor agradeciéndole por el reconocimiento de la obra para Suso, sin embargo es importante aclarar que la obra nace por iniciativa del señor Cristian Sánchez y este a su vez vincula a don Otoniel Vanegas, Herney Zuluaga, Néstor Naranjo y a los que más adelante se convertirían en los ayudantes de la obra que son Edier Velásquez y jhon jairo Velasquez (veteranos de la fuerza pública) así como el señor Mario habitante del barrio obrero.
Rectificación del editor
En nombre del equipo editorial de La Revista, ofrecemos una rectificación importante respecto al artículo recientemente publicado sobre la campaña en favor de Suso.
En dicho texto se afirmó que la iniciativa había nacido del impulso generoso del señor Otoniel Vanegas (q.e.p.d.), cuando en realidad la campaña fue gestada por el señor Cristian Sánchez, quien convocó posteriormente a don Otoniel, Herney Zuluaga, el coronel (r) Néstor Naranjo, y más adelante a los veteranos de la fuerza pública Edier Velásquez y Jhon Jairo Velásquez, así como al señor Mario, vecino del barrio obrero.
Reconocemos y lamentamos la omisión de este dato esencial, y nos comprometemos a corregir la información en nuestras plataformas. Valoramos profundamente la labor de todos los involucrados y reiteramos nuestro respeto y admiración por quienes, de manera desinteresada, han hecho posible esta valiosa obra comunitaria.
Atentamente,
La Revista