Por Eleuterio Gómez Valencia
Desde hace varios años, la Fundación Escuela Taller de Caldas y del Paisaje Cultural Cafetero ha enfrentado problemas administrativos y financieros que han afectado a proveedores y prestadores de servicios que confiamos en la seriedad de esta institución. Muchas personas que colaboramos con la Escuela quedamos sin recibir nuestros honorarios, a pesar de haber cumplido con nuestras obligaciones laborales y contractuales. En un intento por obtener lo que legalmente nos corresponde, algunos afectados presentamos acciones de tutela ante la justicia, obteniendo resultados diversos: en algunos casos, la justicia ordenó el pago de lo adeudado; en otros, como en el mío, la administración municipal apeló las decisiones favorables y, en segunda instancia, la tutela fue negada.
En mi caso particular, la deuda de la Escuela Taller corresponde a dos conceptos principales: primero, el pago de honorarios que quedaron pendientes de la administración anterior, cuyo saldo asciende a dos millones cien mil pesos; y segundo, el pago restante por la reactivación del sitio web de la Escuela, un servicio acordado directamente con el actual director, el Dr. Germán Estrada.
A finales del 2023 y principios del 2024, tuve una conversación con el Dr. Estrada en la que llegamos a un acuerdo para la cancelación de la deuda mediante abonos mensuales. Como parte de este acuerdo, se pactó que la reactivación del sitio web sería pagada de manera progresiva y que, posteriormente, comenzarían los abonos del saldo total adeudado. Inicialmente, el director Estrada realizó un primer abono, lo que me hizo pensar que el compromiso sería cumplido en su totalidad. Sin embargo, tras este pago parcial, la situación cambió.
En varias oportunidades intenté comunicarme con el Dr. Estrada para conocer el estado de los pagos pendientes. Durante las primeras llamadas, me indicó que aún no estaba en condiciones de realizar los abonos acordados. Sin embargo, con el paso del tiempo, dejó de responder mis llamadas, dejando sin solución una deuda que, aunque pequeña en términos administrativos, representa un incumplimiento inaceptable y una falta de respeto hacia quienes hemos trabajado honestamente para esta institución.
La situación es preocupante no solo por mi caso particular, sino porque refleja un patrón de comportamiento que ha afectado a varias personas. La falta de respuesta y compromiso por parte de la Fundación Escuela Taller de Caldas genera desconfianza en la comunidad y en aquellos que, de buena fe, han prestado servicios esperando una retribución justa por su trabajo.
Es lamentable que una entidad creada con el propósito de fomentar la formación y el desarrollo cultural y social en el Paisaje Cultural Cafetero se vea involucrada en este tipo de situaciones. Más allá de los problemas financieros que pueda enfrentar, la Escuela Taller debe asumir su responsabilidad y honrar los compromisos adquiridos con sus trabajadores y proveedores. La transparencia y la ética deben ser valores fundamentales en el manejo de cualquier institución pública o privada.
Hago pública esta situación porque considero que el respeto a los derechos laborales y contractuales es un principio irrenunciable. No es justo que, después de haber trabajado con profesionalismo y compromiso, los prestadores de servicios debamos enfrentar trabas, evasivas y silencios cuando reclamamos lo que nos corresponde. Además, esta es una forma de advertir a otros profesionales y empresas que podrían verse afectados por la misma falta de seriedad y responsabilidad por parte de la Escuela Taller.
Espero que este llamado público sirva para que la Fundación Escuela Taller de Caldas y su director cumplan con los compromisos pendientes y restituyan la confianza que han erosionado con su falta de pago y comunicación. La comunidad merece saber cómo se manejan las instituciones que dicen trabajar por el bienestar colectivo. Asimismo, insto a las autoridades competentes a revisar estas irregularidades y garantizar que situaciones como esta no se repitan.
Seguiré insistiendo en la solución de este problema y exhorto a otras personas afectadas a no quedarse en silencio. La justicia y la responsabilidad deben prevalecer sobre la indiferencia y la impunidad. La deuda que la Escuela Taller tiene con nosotros no es solo económica, sino también moral y ética.