
Soy Eleuterio, cronista generacional, fundador del portal Salamina.com.co y defensor de la palabra libre. Mi vínculo con Salamina y San Félix no es circunstancial: es raíz, es legado, es compromiso. No escribo desde la distancia ni desde el oportunismo o el resentimiento, como algunos insinúan. Escribo desde la tierra que me ha parido y desde la comunidad que me ha confiado su voz.
Desde hace años, he dedicado mi vida a honrar la memoria de este pueblo, a resistir el olvido y a construir espacios donde la verdad tenga cabida. No soy político ni comerciante de favores. Soy gestor cultural, editor independiente y copartícipe de una red que incomoda al poder porque no se vende, porque no se calla.
Mi trabajo no es solo editorial. Es comunitario. Es ético. Es profundamente humano. He acompañado procesos barriales, he dado voz a los jóvenes, he defendido el patrimonio, he denunciado el abandono. Y lo he hecho con rigor, con respeto y con la convicción de que la palabra puede transformar realidades.
Por eso, cuando el alcalde Manuel Fermín Giraldo decidió emprender una campaña de difamación contra mí y contra quienes no se arrodillan ante su poder, no me sorprendió. Lo que sí me dolió fue ver cómo algunos ciudadanos, confundidos o manipulados, repitieron sus mentiras sin cuestionarlas. Porque la mentira, cuando se repite desde el poder, se convierte en arma. Y esa arma ha sido usada para desacreditar, dividir y silenciar.
Pero aquí estoy. No para defenderme, sino para desenmascarar. Porque la verdad no necesita disfraz. Y porque el silencio, en tiempos de manipulación, es complicidad.
Manuel Fermín ha gobernado con una estrategia clara: desinformar, dividir y distraer. Mientras los barrios como El Playón y El Establo sufren abandono, mientras las contrataciones públicas se llenan de irregularidades, mientras el patrimonio se deteriora, él organiza reinados que presuntamente benefician a agencias privadas que usurpan la denominación del Paisaje Cultural Cafetero Colombiano. ¿Quién autorizó ese evento? ¿Con qué fines? ¿Dónde están los informes? ¿Dónde está la transparencia?
La comunidad merece respuestas. Y merece líderes que no se escondan detrás de espectáculos ni de campañas de desprestigio. Merece gestores que escuchen, que trabajen, que rindan cuentas. Y merece medios independientes que no se vendan al mejor postor.
Yo represento eso. No porque me lo haya propuesto, sino porque la comunidad me lo ha confiado. Lo demuestran las más de 5.000 visitas diarias al portal. Porque cada artículo que publicamos, cada denuncia que redactamos, cada imagen que compartimos, nace de una necesidad colectiva. No somos una empresa. Somos una resistencia.
La resistencia no se doblega ante la calumnia. Se fortalece. La lucha por la verdad es larga, pero necesaria. La dignidad no se negocia.
A quienes repiten las mentiras del alcalde, les digo: investiguen, escuchen, analicen. No se dejen usar. La democracia no se construye con fanatismo ni con indiferencia, sino con participación consciente. ¿Quién ha escuchado mi versión? ¿Quién ha analizado por qué este funcionario me difama y me ataca por decirle la verdad?
La semana pasada, en un grupo de WhatsApp, vi un comentario firmado por un personaje anónimo que se hace llamar FACO, repitiendo palabra por palabra las difamaciones del alcalde. A ese personaje le respondo: yo firmo con mi nombre, no me escondo detrás de capuchas. Lo que dijo es falso, y si lo repite es porque le dictaron el guion. Tan poco inteligente es, que no nota que al intentar desprestigiarme, solo logra que más gente lea La Revista.
Sobre el alcalde, aclaro lo siguiente: al inicio de su mandato, por medio de Wilman Vázquez, me encargó una guía turística interactiva de Salamina por un valor de $2.100.000. La desarrollé, fue instalada en más de 300.000 celulares, y envié las estadísticas. Pasaron meses sin pago. Tras hacerlo público, me llamó y acordamos tres cuotas. Para que me pagara, tuve que rebajarle una tercera parte. Me dio una cuota, luego otra con intereses, y nunca más pagó. Además, le propuse convertir el portal en un espacio turístico y cultural, con un proyecto llamado Salamina 200 años Bicentenaria, que aún está publicado. Nunca respondió.
En el marco del proyecto Salamina 200 Años, y como un verdadero acto de conmemoración del bicentenario de la Ciudad Luz de Colombia, fue presentado al alcalde municipal, Manuel Fermín Giraldo, una propuesta dedicada a la recuperación, preservación y difusión de la memoria histórica de Salamina. Esta iniciativa planteaba rescatar los relatos, crónicas y obras de los historiadores y escritores locales, digitalizarlos y ponerlos al alcance de toda la comunidad de manera gratuita, combinando amor por la cultura, uso de la tecnología y compromiso educativo.
El proyecto proponía fortalecer el sentido de pertenencia, enriquecer el conocimiento de las nuevas generaciones y consolidar el legado cultural como una herramienta para la construcción de un futuro más consciente y arraigado en la identidad salamineña. Sin embargo, a pesar de su importancia y del profundo respeto que mostraba por la historia y los valores de la ciudad, el proyecto no fue tenido en cuenta y, lamentablemente, ni siquiera fue leído por el burgomaestre local.
Esta indiferencia frente a una propuesta de tal relevancia evidencia una desconexión preocupante con el verdadero significado del bicentenario: más que celebraciones superficiales, se requería una acción concreta y comprometida con la preservación de lo que hace única a Salamina. A pesar de ello, el proyecto «Salamina 200 Años» permanece como una apuesta seria, genuina y necesaria para honrar la historia, fortalecer la identidad y construir memoria para el futuro de esta emblemática ciudad colombiana.
Durante el proceso, le manifesté que lo apoyaría si obraba con rectitud. No lo ha hecho, por lo tanto denunciamos lo que creemos son irregularidades, si no lo son están abiertas las puertas a sus rectificaciones.
La democracia exige conciencia. No podemos permitir que los votos comprados y los discursos vacíos definan nuestro destino. Los abstencionistas deben despertar.
La corrupción no está solo en los contratos. Está en la indiferencia. En el silencio. En el miedo. Y combatirla es tarea de todos.
Por eso, esta crónica no es solo sobre mí. Es sobre Salamina. Es sobre San Félix. Es sobre cada ciudadano que quiere vivir con dignidad. Es sobre cada joven que sueña con un futuro distinto. Es sobre cada abuelo que recuerda lo que fuimos y exige que no lo olvidemos.
Yo seguiré escribiendo. Seguiré denunciando. Seguiré construyendo. Porque mi compromiso no es con el poder. Es con la comunidad. Y porque sé que la palabra, cuando nace del corazón y se escribe con verdad, puede vencer cualquier mentira.