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El Vino y otras Vainas – El Maridaje del Vino y la Comida

Como en el maridaje perfecto, las relaciones humanas también buscan armonía: por afinidad o contraste, lo importante es potenciarse mutuamente. Este texto revela cómo elegir pareja puede parecerse a elegir el vino ideal para cada plato… incluso para una bandeja paisa.

Cómo es la vida, quién iba a pensar que el vino nos podría dar lecciones de vida para las relaciones de pareja. Pues sí amigos, cuando el vino se disfruta acompañado de un plato, tanto para la selección del vino como para la selección del plato, se deben hacer las mismas consideraciones que se hacen cuando se trata de seleccionar la pareja con quien se quiere compartir el resto de la vida.

En ambos casos el propósito final es encontrar la pareja que mejor armonice. Este propósito lo podemos lograr de dos formas: una es por complementariedad y se trata de encontrar características comunes en las dos partes para que estas se refuercen entre si. Un vino suave con un plato suave, un vino medio con un plato medio y un vino fuerte con un plato fuerte. Cuando se trata de personas, es buscar aquella pareja que comparta los mismos gustos, preferencias y personalidades.

La otra forma es por contraste. Vinos ácidos con platos dulces, como un vino espumoso con torta. Vinos licorosos con platos dulces, como un oporto con el postre. En las personas dicen los psicólogos que es la manera más difícil de armonizar al iniciar una relación, pero la más fuerte cuando se logra estabilizar, por ejemplo una persona tranquila y serena con una persona de fuerte carácter.

El maridaje perfecto se da cuando el vino potencia y exalta la comida y a su ves, la comida potencia y exalta al vino. En las relaciones de personas es igual, se deben potenciar y exaltar mutuamente.

Es importante destacar que el vino no es exclusivo para maridar los grandes platos o comida gourmet. Todo tipo de platos son suceptibles de armonizar con el vino. Pensando por ejemplo en nuestra comida criolla podríamos maridar una bandeja paisa con un cabernet sauvignon, un tamal con un merlot, una chuleta de cerdo con un malbec o una buena trucha con un chardonay.

Encontramos parejas felices en la diversidad. Un costeño con un pastuso, un valluno con un llanero o un paisa con un santandereano, la felicidad no tienen limites, pero hay que saberla buscar.

De mi libro “Por una Copa de Vino”, el siguiente poema:

Busco una Pareja

Busco una pareja
que me sepa comprender,
dijo el vino a la bandeja
en el momento de comer

Si tienes grasa y pesadez
yo tengo cuerpo y redondez,
si tienes delicado el paladar,
aromas vas a encontrar.

Para un tinto fuerte, sabroso,
un plato aliñado, bien carnoso.
Para un blanco de aromas florales,
mariscos, pescados y tamales.

Como aperitivo,
un apetitoso fortificado,
como digestivo
uno dulce amoroso y delicado

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