Por Vladimir Ilich Ulianov – Editorialista Invitado
Risa, vergüenza y rabia. Eso es lo que genera un reciente artículo de la revista Semana titulado «Estos son los encantos del municipio conocido como la “ciudad luz” de Caldas; es patrimonio de Colombia.» ( https://www.semana.com/…/estos-son-los-encantos…/202512/ )
Risa, por la cantidad generalidades, lugares comunes y errores del texto; vergüenza porque no es posible que un periodista y una redacción permita publicar sin edición ni filtro semejante barbaridad; y rabia porque el artículo lo replica la alcaldía municipal el pasado 29 de enero, en una clara evidencia de que ni el alcalde ni su oficina de propaganda se tomaron el trabajo de leer -lo repito- semejante barbaridad, y aún hoy lo tienen colgado en su perfil con 28 «likes» y 19 veces compartido, pero sin comentario alguno que caiga en el error, lo que significa que nadie lo ha leído.
La «perla» del artículo, más allá de definiciones y términos mal utilizados, nos cambia la ubicación geográfica y nos pone a orillas del Río Magdalena. Hay que pasar por el tedio de leer todo el artículo para llegar a este ridículo: «Un lugar más para visitar es el Malecón de Salamina. Es un punto turístico que se encuentra cerca del puerto del municipio, por lo que se puede contemplar el atardecer con el río Magdalena de fondo mientras se realiza una tranquila caminata.»
¿Cómo es posible que la alcaldía municipal no se haya tomado el trabajo de hacer la corrección directamente a la revista, y más aún, publicarlo en su página de facebook? Ignoro si se está pagando por esa publicidad; sería bueno saber si en la actualidad la administración municipal aún está gastando plata en este tipo de propaganda, como desde aquí comprobamos que hace unos años lo hizo la administración anterior.
¿Cómo es posible que un periodista pueda escribir un artículo con tan poco calado investigativo? Sin llamar, sin estudiar, sin preguntar.
Hace años que no es para mi este formato de revista Semana un referente de información, esto llegó a mí porque algún acucioso lector me lo compartió asombrado, pero ¿cómo es posible que casi dos semanas después de haber sido publicado, nadie en Salamina perteneciente al gremio del turismo, la cultura y la historia hayan caído en la cuenta de semejante error, más cuando fue publicado en las redes de la alcaldía?
Varias reflexiones:
En Salamina estamos contando nuestra historia mal, muy mal, parece que a nadie le interesa y los que lo están haciendo parece que solo lo hacen con un ánimo comercial y no académico. De soslayo, he escuchado a unos guías contarle a visitantes unas historias que poco tienen que ver con el rigor histórico y bibliográfico, están contando suposiciones, mitos y leyendas ¡qué horror!
A cinco meses de la fecha del bicentenario el único indicio de una celebración digna, cultural e histórica corre por cuenta del Banco de la República en Manizales, quien prepara un ciclo de eventos y conferencias, no de la alcaldía, que al parecer solo se ocupa de «la contratadera» que producen las llamadas «obras bicentenarias».
A juzgar por las réplicas que desde la página de la alcaldía se hacen de los artículos que sobre Salamina se publican en revista Semana, parece ser que la actual administración (como la anterior) paga a esa casa editorial un contrato de publicidad, si es así, que por lo menos verifiquen que la promoción de Salamina se haga correctamente, empezando por ubicarnos en el mapa.
En el artículo citado queda una vez más en evidencia, la decadencia de esta revista, que hasta en su sección de cultura publica incoherencias y falsedades… y saber que algunos aquí con pretensión de opinadores, replican sus notas para soportar sus opiniones en largas retahílas sin sentido.
Así pues, un artículo en una revista de circulacióm nacional nos puso a orillas del Río Magdalena y nadie en Salamina se dio cuenta, empezando por el alcalde (pero, pues, qué se puede esperar) que anda más preocupado de su pinta, su mejor ángulo… y de la fábrica de contratos que significa este bicentenario, la corrupción gris, el cemento.
¿O será que desde esas escaleras amorfas que armaron en el parque de La Cuchilla se podrá apreciar el Río Magdalena en un tranquilo atardecer?
Analfabetas funcionales es lo que tenemos hoy en el servicio público, gente con títulos y diplomas, sin trascendencia cultural y con nulo sentido de la historia.
Algo tenemos que hacer los salamineños para evitar que la obra más visible del bicentenario sea la propaganda mal hecha… no podemos permitir que esta celebración solo nos produzca risa, vergüenza y rabia.