Lía López de Duque: Una mujer de carácter, corazón y servicio a Salamina

La Revista y todo el equipo editorial de Arte Libros & Café, expresan su más sentido pésame por el fallecimiento de la señora Lia López de Duque, recordada con admiración y cariño como una de las mujeres más valientes, comprometidas y queridas de Salamina.

El fallecimiento de la señora Lia López de Duque ha dejado un vacío profundo en el corazón de Salamina. Mujer de temple, generosidad y convicciones firmes, Lia fue una protagonista indiscutible en la historia social, política y cultural del municipio. Desde La Revista, y en nombre de todo el equipo editorial de Arte Libros & Café, queremos rendirle este homenaje póstumo a quien dedicó su vida a trabajar incansablemente por su comunidad, siempre con la mirada puesta en un futuro más justo, digno y humano para todos los salamineños.

Nacida en el seno de una familia profundamente arraigada en la identidad del pueblo, fue hija de Carlos López V. y Amelia Isaza, quienes supieron inculcarle desde temprana edad el amor por su tierra y el compromiso con los valores humanos y ciudadanos. Su vida estuvo marcada por la vocación de servicio, y desde muy joven se destacó por su capacidad de liderazgo, su sensibilidad social y su permanente disposición a tender la mano al que lo necesitaba.

Estuvo casada con Gentil Duque, con quien formó un hogar lleno de afecto, respeto y compromiso comunitario. Juntos criaron a seis hijos, en quienes inculcaron el ejemplo del trabajo honesto, el sentido de pertenencia y el valor de la palabra empeñada.

La señora Lia López de Duque fue mucho más que una esposa y madre ejemplar. Fue una ciudadana valiente que no dudó en asumir con responsabilidad y firmeza los desafíos públicos. En un momento crucial para la historia política de Salamina, y tras la renuncia del entonces alcalde Julio Gutiérrez G., ella fue designada como alcalde, convirtiéndose así en la segunda mujer en ocupar este cargo en la historia del municipio.

Este hecho no solo fue un hito para la participación femenina en la vida política de la región, sino que también marcó un antes y un después en el modo de hacer gestión pública: con cercanía, con escucha activa, con sensibilidad, pero también con determinación y entereza. Su paso por la administración pública estuvo caracterizado por una notable claridad de propósito, por su dedicación a las causas sociales y por una permanente búsqueda del bienestar colectivo.

Como líder social, cultural y política, Lía fue una mujer de «mil guerras», como muchos la describen. No porque buscara el conflicto, sino porque no temía enfrentarse a las dificultades que surgían en el camino. Cada reto lo asumía con valentía y coherencia. Luchó por mejores condiciones para los sectores más vulnerables, defendió con orgullo las tradiciones de su pueblo y nunca se alejó de la gente, porque entendía que gobernar y servir son actos de amor y responsabilidad.

Fue una defensora de la ciudad madre, como poéticamente se le conoce a Salamina, y trabajó desde múltiples frentes para que esta tierra siguiera siendo motivo de orgullo para sus hijos y descendientes. Quienes la conocieron de cerca destacan su carácter firme pero afectuoso, su capacidad de diálogo, su visión a largo plazo y, sobre todo, su generosidad sin límites.

Lía no buscaba reconocimiento. Su labor era silenciosa, constante y desinteresada. Nunca se quedó al margen cuando una causa noble requería manos y corazón. A lo largo de su vida dejó una estela de buenas acciones, de palabras oportunas y de gestos que transformaron realidades. Fue la voz de muchos que no tenían voz, y el abrazo de quienes necesitaban consuelo.

Hoy Salamina está de luto. Su gente llora la partida de una de sus hijas más queridas, y su memoria se eleva como ejemplo de dignidad, servicio y amor por lo propio. Lía López de Duque nos deja un legado invaluable: el de una vida vivida con propósito, con pasión y con lealtad a los principios más nobles del ser humano.

A su familia, en especial a sus sseis hijos, les enviamos un mensaje de fuerza, de acompañamiento sincero y de profunda gratitud por haber compartido con esta tierra a una mujer que dio tanto, sin pedir nada a cambio.

Desde la Revista, nos unimos al dolor de la familia, de los amigos, y de todos los salamineños que hoy despiden a esta gran mujer. Que su alma descanse en paz y que su recuerdo siga iluminando el camino de quienes creen, como ella, en la fuerza del bien común y en el poder transformador del amor por la tierra que nos vio nacer.

4 respuestas

  1. Que bella página. La describe tal como fue. Mujer bella, discreta y siempre al servicio de los más desvalidos y su Salamina natal que nunca dejo. La más importante dama en lo publicó en los últimos 50 años de la vida local.

  2. A toda su familia nuestro más sentido acompañamiento en especial a Samuel ,señora y flus de parte de Normayel mío propio.DIOS la tiene en su gloria

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