
¡Esta semana venimos cargados, mi gente! Porque el Modelito está de vacaciones —no sabemos dónde, ni con el permiso de quién— y mientras él se broncea los decretos, nosotros aquí en el Rincón de Timoteo, con la Cigarra al hombro, les traemos el chisme más jugoso, más condimentado y más revelador del reinado que no sale en televisión: el Reinado de la Contratación Municipal.
Resulta que octubre llega con corona, banda y taconeo, porque Salamina será sede del Reinado Nacional del Paisaje Cultural Cafetero. ¡Qué belleza! Las candidatas llegan con sonrisa de exportación, y ojalá con acompañantes que no facturen por mínima cuantía. Pero mientras ellas desfilan por la plaza, en los pasillos del poder se celebra otro reinado, más silencioso pero más rentable: el de los contratos públicos.
Aquí no hay pasarela, pero sí hay pasadas. Y la corona no la lleva la más simpática, sino la más contratada. CODERESA, esa ONG que parece tener más tentáculos que pulpo en fiesta patronal, se lleva el título de Reina de la Contratación. Su representante legal, Lina Clemencia López Loaiza, aparece en contratos que van desde carpas para la Policía hasta telones de imágenes (¿será para tapar lo que no quieren que veamos?). Y como buena reina, no compite: en varios contratos figura como único oferente. ¡Qué casualidad!
Pero no está sola en el trono. A su lado, con capa de proveedor todoterreno, está el Rey Juan Camilo Arroyave Giraldo. Este caballero tiene la habilidad de vender desde cemento hasta micrófonos, pasando por cafetería, ferretería y hasta licencias de software. ¡Un verdadero mago del suministro! Lo curioso es que sus empresas aparecen en contratos gemelos, con valores casi idénticos, firmados con días de diferencia, y todos con modificaciones que parecen más caprichos que ajustes técnicos. ¿Será que el municipio tiene una varita mágica para multiplicar contratos sin que se note?
Y hablando de magia, el SECOP —ese portal que debería ser el espejo de la transparencia— parece más bien un laberinto. Las modificaciones no se publican, los oferentes se repiten como canción de despecho, y las convocatorias tienen menos difusión que misa de gallo. ¿Dónde está el principio de planeación? ¿Dónde la igualdad de oportunidades? ¿Dónde la liquidación de los contratos anteriores? ¡Dónde, Timoteo, dónde!
Aquí no hay desfile, pero sí hay desfile de cifras. La menor cuantía, que este año es de $39.858.000, parece ser el límite mágico para adjudicar sin competencia. Y si no hay competencia, ¿hay democracia? ¿Hay legalidad? ¿O hay solo una pasarela de papel donde los contratos se entregan con banda, corona y aplauso cerrado?
Desde este rincón, con la Cigarra cantando y el pueblo mirando, les decimos: el verdadero reinado no está en octubre, sino en los documentos del SECOP. Y mientras el Modelito descansa, nosotros seguimos vigilando, porque en Salamina la belleza es tradición, pero la contratación debería ser transparencia.
¡Mis queridos lectores! Y recuerden: en este pueblo, el que no corona, al menos factura.
Timoteo en La Cigarra: “Ni regalo ni favor, ¡que no nos vengan con moños!”
Dicen que en San Félix no se celebró con torta ni con cinta roja, sino con sentencia en mano. Que lo que viene con la segunda fase del Centro Administrativo, Cultural y Deportivo no es obra de la generosidad del señor alcalde Manuel Fermín Giraldo Gutiérrez, ni mucho menos un gesto de cariño institucional. ¡No, señores! Es el cumplimiento tardío —y obligado— de una acción popular que la comunidad ganó con tesón y papel sellado.
Timoteo, con el pocillo humeante y la ceja arqueada, soltó entre sorbo y sorbo: “¿Regalo? ¿Favor? ¡Eso se llama derecho, y está respaldado por ley! Que no nos vengan con discursos de campaña ni con placas con nombre propio. Cada salón, cada baldosa, cada cortina de ese centro debe servir al pueblo, no a la vanidad de nadie.”
Y como si el café se hubiera puesto más fuerte, un concejal de San Félix se paró en seco y dijo sin rodeos: “Exigimos que se cumpla de inmediato la sentencia en segunda instancia del Tribunal Administrativo. No hay excusas ni dilaciones posibles: la justicia fue clara y el desacato tendrá consecuencias. Los salones, la estética y los espacios deben estar al servicio de la comunidad, tal como lo ordena el fallo, porque esto no es un favor del alcalde, es una obligación legal. La acción popular fue ganada en derecho y el estadio también recibió un fallo favorable, lo que demuestra que la comunidad tiene la razón. Señor alcalde, lo que hoy se pide no es dádiva ni concesión: es el cumplimiento estricto de la ley. La ciudadanía no aceptará que se pase por alto una sentencia que prácticamente le perdona a la administración lo que ya estaba en deuda. El pueblo exige hechos, no evasivas.”
Y como si faltara leña, otro parroquiano —con voz firme y memoria larga— agregó: “La comunidad de San Félix recuerda al señor alcalde que los fallos judiciales no se cumplen con anuncios ni con promesas, sino con hechos concretos y con respeto estricto a la ley. El Tribunal ya ordenó que los espacios estén al servicio de la ciudadanía, y esa obligación no puede maquillarse con inauguraciones ni con propaganda política. Las inversiones con regalías son deber del Estado, no regalo personal. Así que antes de publicar cifras millonarias y mensajes de autosatisfacción, la administración debería demostrar que cumple lo que la justicia ordenó. San Félix exige menos discursos y más hechos: respeto a la ley y a la palabra empeñada con el pueblo.”
Y así, entre murmullos, cucharitas que golpeaban el pocillo y miradas que ya no se tragan el cuento, quedó claro que San Félix no está para aplausos vacíos ni para fotos de campaña. Está en pie de lucha, con la ley en la mano y la dignidad en alto.
Y así, Timoteo se despide entre cucharadas de café y murmullos de dignidad, dejando sobre la mesa la servilleta manchada de verdad y picardía. “Nos vemos la próxima semana, si Dios y la justicia quieren —dijo—, porque aquí el pueblo no se rinde ni se vende. Que no nos falte el café ni la memoria.”
Y así, con la ceja arqueada y el corazón encendido, me voy caminando despacio por la Calle Real, dejando atrás el aroma de la resistencia y el eco de una comunidad que no se deja engañar.
¡Hasta la próxima semana!
Un comentario
Las acciones Populares en San Félix y en Salamina, son instauradas por Enrique Arbeláez Mutis, ningún concejal a acompañado estos temas. Varios ciudadanos acompañan al señor MUTIS en sus agendas judiciales, con el fin único de que la comunidad del Corregimiento tenga más Calidad de vida. Son los mismos que lograron la pavimentación hacia la localidad.
Se denomina «COMITÉ Pro- Pavimentación DE LA VIA SALAMINA -SAN FÉLIX -MARULANDA. Saludos .