
“Desde la FLIP reiteramos que la censura, en todas sus formas, representa una vulneración directa y un retroceso para la libertad de expresión y de prensa. La pérdida de voces periodísticas ya sea por presiones externas, ataques violentos o autocensura, no solo es lamentable sino alarmante: evidencia el deterioro de las condiciones para ejercer el periodismo, empobrece el debate público, limita la información que reciben las audiencias y debilita la democracia. En un contexto marcado por la polarización, la violencia y los señalamientos constantes, es preocupante que, en lugar de garantizar un ejercicio periodístico independiente y libre, se multipliquen los obstáculos que buscan silenciarlo…
“Estas violencias requieren respuestas urgentes, coordinadas y proporcionales por parte del Estado colombiano. Ante esta evidente necesidad de protección, resulta preocupante que, lejos de garantizar el trabajo periodístico, algunas personas de interés público con capacidad de incidencia agredan a la prensa. Desde la FLIP hemos denunciado los constantes ataques, descalificaciones y discursos estigmatizantes que algunos funcionarios han emitido en escenarios físicos y digitales contra periodistas o que cuestionan y desacreditan el rol que tienen los medios de comunicación”. (Fundación para la Libertad de Prensa. Agosto 5 de 2025)”
Con esta cita de la Fundación que defiende la libertad de expresión en el país, en mi calidad de codirector del sitio www.salamina.com.co y columnista de “LA REVISTA”, dejo constancia de rechazo absoluto a la agresión e intento de censura de la que hemos sido objeto por, según los administradores del servidor, “queja de origen gubernamental por publicar noticias ofensivas y falsas sin sustento legal”. Acusación absurda, sin fundamento y sin pruebas. Nada más lejano de la realidad. Es más bien un intento por callar las voces independientes que informan a la ciudadanía sobre el acontecer local y sobre las actuaciones de los gobernantes, quienes, no sabemos por qué, muestran nerviosismo por la veeduría a sus acciones. ¿Habrá asuntos que temen se conozcan? Un ciudadano informado toma decisiones inteligentes y tal vez, como los reportes de esta página no tienen “Photoshop” ni cosmética, es incómoda para los embusteros.
Las cifras que reporta la FLIP son alarmantes y las clasifican, en lo corrido de este año, así: ACOSO OFICIAL, abuso de las instancias oficiales con el fin de censurar, silenciar o intimidar el ejercicio de la libertad de expresión, a partir de una causa infundada. Hay catorce (14) casos reportados en Colombia, con el nuestro son quince (15).
129 amenazas a medios y periodistas.
40 estigmatizaciones, declaraciones públicas por parte de autoridades o figuras públicas que desacreditan a un/una periodista o medio de comunicación, por el simple hecho de que la cobertura periodística no está alineada con sus opiniones, intereses y/o posturas políticas.
Lo de la censura a la prensa en Colombia se remonta hasta la época de la colonia, lo que obligó a los promotores a editar sus hojas, casi que, en la clandestinidad, por no sujetarse a la licencia del gobernante de turno. Con el movimiento independentista se estableció libertad de imprenta, pero se prohibió publicar textos contra la religión católica. En 1851, con la ley 2100, se reconoció la libertad completa de expresión en la prensa, refrendada por la Constitución de 1886.
Otros episodios famosos que registra la historia nacional son los del gobierno de Mariano Ospina Pérez que instauró la censura previa en prensa y radio lo que se agudizó en el gobierno militar posterior que clausuró periódicos y sancionó a periodistas. Dicen las crónicas de la época que “entre 1949 y 1957, la censura se institucionalizó con oficinas y censores que controlaban la información publicada, buscando homogeneizar la opinión pública y evitar críticas al gobierno militar”
Pregunto, ¿estaremos ante una copia burda de estos lamentables acontecimientos?
No es un tema menor. La libertad de prensa está amenazada y afectada, sobre todo en los gobiernos dictatoriales latinoamericanos y las agresiones registradas en los últimos diez años se resumen así: Nicaragua, represión sistemática, cierre y control de medios, cadenas católicas y CNN censuradas; Venezuela, bloqueos informativos y sanciones legales, retirada de medios internacionales, compras con testaferros y vigilancia masiva, Cuba, Ley de comunicación social que solo reconoce como legales los medios oficiales, detenciones y represión digital, prensa en el exilio; El Salvador, exilio forzado de periodistas, acoso judicial y digital; Perú, acoso judicial al periodismo independiente. Esto indica que, bajo la sombra de regímenes autoritarios, el oficio de informar se convirtió en delito.
La democracia se construye desde el debate y actuaciones como la que intentó eliminar nuestro sitio web, ciernen sombras oscuras en el ambiente político local y se acercan peligrosamente al autoritarismo, cuya impronta se manifiesta a través de silenciar la crítica, desinformar a la ciudadanía y controlar la narrativa. Ahora el zarpazo fue el acoso digital al sitio www.salamina.com.co, pero el retorno se da gracias al apoyo de amigos y lectores. Infinito agradecimiento.
POSDATA: Esta es mi voz, de frente, si quieren callarla estoy dispuesto a aprender lenguaje de señas, para hacerme sentir.


