
En el comienzo del presente siglo, año 2000, un grupo de ciudadanos, quizás soñadores, nos dimos a la tarea de conformar una organización de carácter cívico que tuvo como fin inmediato participar de forma activa y protagonista en las elecciones para alcaldía, con el propósito de cambiar el rumbo en los aconteceres de la administración local. El símbolo fue media mariposa multicolor que sirvió de silueta a la bandera de Salamina enmarcada entre las palabras, reconstrucción y convivencia pacífica. Esta última palabra se convirtió en P.A.S.ifica. Allí se resumió el principio filosófico de ese noble objetivo, acuñado con el lema “Para volver a creer”.
La intención fue proponer la construcción colectiva de la otra mitad de la mariposa, deponiendo intereses individuales, odios de partido y cualquier tipo de confrontación para prodigar un espacio de sana convivencia, sin importar diferencias de credo, raza o pensamiento en bien de Salamina y sus habitantes. Estuvimos cerca de lograr el primer objetivo y con el paso de los días, la mano invisible de la inercia plasmó su huella y nos devuelve la razón, porque, transcurrido el primer cuarto del siglo veintiuno, nada parece cambiar. Vegetamos, no progresamos y la involución se pasea por las calles y la zona rural, muy a nuestro pesar. Salamina repite el llamado de urgencia para que su desarrollo tenga un nuevo aire, renovación de la clase dirigente, nuevos espacios para jóvenes y mujeres. El tiempo cobra precio a la desidia. Vegetamos, no progresamos. No podemos seguir impávidos ante esta cruda realidad y por eso, de nuevo intentamos congregar voluntades alrededor de causas comunes, sin importar la orilla ideológica de donde provengan.
Relanzar P.A.S, Por Amor a Salamina, es volver a soñar con la unidad ciudadana para impulsar proyectos de beneficio general, como bastión para gestionar el desarrollo con cobertura universal, sin exclusiones, sin preferencias. El diálogo será el insumo mayor y el consenso la meta. Proponemos resignificar la bandera del municipio: el azul, como armonía de ideales; el rojo, civismo y solidaridad; el blanco, convivencia pacífica.
No haremos distinción ninguna y damos la bienvenida a quienes deseen sumarse a la construcción de un nuevo capítulo de nuestra historia. Aspiramos a que esta sea la heredad para las nuevas generaciones. No podemos permitir que la inacción nos domine y que la indiferencia nos suma en el letargo del conformismo. No se puede perder la capacidad de asombro y que nada nos alarme. Peor aún, que nuestra huella no se registre mañana como otra oportunidad u otra generación, inferior a su compromiso. Estamos a tiempo de reconstruir el progreso en torno al ser humano, solo falta la decisión. Las puertas están abiertas.
Hoy, también un siglo después, les invitamos a entonar una estrofa del himno del Carnaval de Salamina, obra de Tomás Calderón Ramírez (Mauricio), compuesta para la celebración del centenario en 1927.
Como en clásicos tiempos mejores
De feliz añoranza fugaz,
Salamina renace al futuro
Hogareña, risueña y cordial;
Y dejando la brega un instante
Hoy recobra el fervor olvidado,
Con que airó su gallardo pasado
De virtud, de heroísmo y de paz.
Planteamos el ejercicio de la democracia como igualdad de oportunidades, sin exclusiones, tanto en la toma de decisiones como en el planteamiento de problemas y la solución. Procuraremos por aprovechar los mecanismos de participación ciudadana que la ley ha creado y también, por ejercer los derechos constitucionales, en especial aquellos que propenden por “garantizar la participación de todos en las decisiones que afectan la vida económica, política, administrativa y cultural de la nación”. Un llamado a los indiferentes y abstencionistas para que hagan un alto y se unan a la causa, pues ya lo dejó plasmado el diplomático y expresidente de Estados Unidos, James Buchanan (1791-1868), cuando dijo: “Los peores llegan al poder porque los mejores no desean hacerlo”
Como en el himno, “recobremos el fervor olvidado”.
Paz y bien para todos.
José Luis Gutiérrez Noreña
Coordinador P.A.S.
Nota del Editor
Cuando una comunidad se detiene a mirarse con sinceridad, cuando se atreve a reconocer sus frustraciones, sus deudas con el pasado y sus urgencias del presente, es porque algo está despertando. Esta presentación del movimiento PAS —Por Amor a Salamina— no es una simple evocación nostálgica de una idea nacida en el año 2000; es una reafirmación profunda del compromiso con lo público, con lo colectivo, con lo humano. En un tiempo donde la politiquería ha degradado el sentido del debate y la diferencia se ha vuelto motivo de ataque, PAS propone un camino distinto: el de la reconstrucción a partir del diálogo, la participación y la empatía. No es menor, ni retórico, afirmar que necesitamos volver a creer.
La iniciativa rescata, con humildad pero con firmeza, un símbolo: la media mariposa multicolor. Esa silueta incompleta nos recuerda que hay una parte del sueño que aún está por construirse, y que solo se logrará si somos capaces de deponer odios de partido, sectarismos y egoísmos que por años han secuestrado la posibilidad del desarrollo local. En Salamina no sobra nadie. Lo que sí falta, y mucho, es voluntad de cambio, apertura real al otro y generosidad para reconocer que el progreso no es de quien grita más fuerte, sino de quien escucha mejor.
Esta nota no pretende convencer con consignas, sino invitar con argumentos. La historia de PAS no se escribe con fanatismos ni con exclusiones, sino con el deseo compartido de hacer de nuestro municipio un lugar digno para las actuales y futuras generaciones. Es tiempo de que el civismo recobre vigencia, que la política vuelva a ser instrumento de transformación y que la ciudadanía sepa que no todo está perdido, aunque muchas veces nos lo hagan creer.
Relanzar PAS es, entonces, un acto de fe y de coraje. Fe en la capacidad de la gente para organizarse y soñar juntos. Coraje para actuar en medio del desánimo generalizado. Esta es una invitación abierta a los jóvenes, a las mujeres, a los líderes invisibles, a los inconformes silenciosos. A quienes no se han rendido. Que cada quien traiga su color para completar la mariposa. Salamina lo necesita. Y el momento es ahora.