
En tiempos donde la indiferencia parece imponerse, Salamina demuestra que la solidaridad aún vive en el alma de su gente. En el marco del Bicentenario de este municipio caldense, un grupo de ciudadanos ha decidido que este será también el año en que se levante, con ladrillos de amor y compromiso, el hogar digno de un hombre que habita los recuerdos deportivos de varias generaciones: Suso.
Detrás de esta iniciativa hay nombres, acciones y corazones movilizados. La semilla la plantó Cristian Sánchez, quien propuso la idea con convicción y sencillez: «Levantemos entre todos la casa de Suso». Y como buena semilla, cayó en tierra fértil. Pronto se sumó al proyecto el coronel retirado Néstor Jaime Naranjo, quien, como líder de la Asociación de Veteranos de Salamina, no dudó en ponerse al frente de esta causa. Su experiencia organizativa, su red de contactos y su amor por la comunidad han sido claves para organizar y consolidar el equipo de trabajo que hoy sigue avanzando con paso firme.
A ellos se han unido ciudadanos comprometidos como Edier Velásquez, Herney Zuluaga, Otoniel Vanegas y Carlos Jiménez, así como entidades públicas, privadas y eclesiásticas que han dicho “sí” con hechos, no solo con palabras. Porque esta campaña no es un sueño: ya es una obra en marcha.
Los trabajos de limpieza del lote se han completado exitosamente y actualmente se avanza en la etapa de cimentación. Con maquinaria facilitada por la Alcaldía de Salamina, se retiraron los escombros y se dejó todo listo para comenzar a levantar los muros de esta esperanza.

La ayuda ha llegado desde múltiples frentes. El primer ladrillo simbólico lo puso Carlos Jiménez, quien donó los primeros bloques, marcando el inicio tangible de la obra. Desde Pácora, la ferretería Pintu Pácora entregó generosamente 500 ladrillos, fortaleciendo los lazos de hermandad entre pueblos vecinos.
La Arquidiócesis de Manizales, a través de la Basílica Menor Inmaculada Concepción, donó el techo y los pisos para la vivienda, mientras que un personaje que nos solicitó no nombrarlo, con discreción y nobleza, asumió los costos de mano de obra, sin aspavientos ni reconocimientos públicos, sino con genuino espíritu de solidaridad.
A su vez, la Asociación de Veteranos de Salamina continúa su bella campaña “Una bandera, una ayuda”, confeccionando banderas del municipio. Por cada una vendida, se destinan $7.000 a la causa, sumando identidad y solidaridad a cada puntada. Es una forma sencilla y poderosa de apoyar, llevando con orgullo los colores de Salamina mientras se construye futuro.
También se unió a esta cruzada la empresa Dumbo Montajes, con la donación de enseres para el hogar. Su aporte muestra que cuando la empresa privada decide actuar con corazón, puede ser un pilar esencial en el desarrollo social.
La Revista de Salamina.com.co, medio independiente que ha acompañado y visibilizado tantas causas sociales y culturales, se ha vinculado decididamente a difundir esta campaña. Su compromiso con la memoria, la cultura y la dignidad humana hace que esta historia llegue más lejos, tocando voluntades tanto dentro como fuera del municipio.
Y es que Suso no es un nombre más. Para muchos, fue ícono del fútbol juvenil, un referente de alegría y energía en los días gloriosos de los partidos en el estadio Manuel S. Gómez. Pero los años llegaron, y con ellos también la soledad y el olvido. Hoy, la vida le pone a prueba, pero Salamina no lo deja solo. Este gesto comunitario es un acto de reparación afectiva y social, una manera de decirle: “Te recordamos, te valoramos, y estamos contigo”.
La campaña tiene abiertas las puertas a todos. Quienes deseen colaborar, ya sea con materiales, enseres o dinero, pueden hacerlo contactando a Otoniel Vanegas al celular 314 893 1671 y su cuenta de NEQUI. Él está coordinando los aportes y manteniendo la transparencia en cada paso del proceso.
Esta obra es mucho más que levantar paredes. Es un símbolo de lo que Salamina puede lograr cuando se une por una causa justa. Es una forma concreta de celebrar el Bicentenario del municipio: no solo con actos protocolarios, sino con acciones que transforman vidas.
Y aún hay más por hacer. Cuando la casa esté lista, vendrá la segunda fase: dotarla con amor, con muebles, utensilios y lo necesario para que Suso pueda habitarla con dignidad. Y aquí es donde la invitación se hace extensiva a toda la diáspora salamineña, a quienes llevan a su tierra en el corazón aunque los kilómetros los separen.
Cada aporte, por pequeño que parezca, suma. Cada ladrillo, cada metro de cable, cada teja, cada peso donado, es una declaración de empatía. Y cada gesto dice con claridad: “Aquí no se exige. Aquí se agradece”.
Porque cuando una comunidad decide ponerse de pie por uno de los suyos, construye algo más que una casa. Construye memoria, humanidad, identidad y esperanza.
La Revista Salamina.com.co se une a la campaña
Desde Salamina.com.co, asumimos con convicción el compromiso de difundir esta campaña, contar sus avances, registrar sus gestos y motivar a más personas a sumarse. Como medio comunitario, nos sentimos orgullosos de poder visibilizar acciones que construyen tejido social.
Este será un espacio abierto para visibilizar a quienes dan, a quienes ayudan y a quienes creen que otra realidad es posible cuando trabajamos juntos. Porque lo que está pasando en Salamina es algo hermoso, y merece ser contado, compartido y multiplicado.
La reconstrucción del hogar de Suso no es solo una solución habitacional. Es un símbolo del respeto por los mayores, del agradecimiento a quienes hicieron parte de nuestras vidas, del reconocimiento a los olvidados. Suso es uno, pero podría ser cualquiera. Y por eso, esta casa es de todos.
Nos conmueve profundamente ver cómo, una vez más, Salamina responde con el alma. Lo ha hecho en otras ocasiones y hoy no es la excepción. En esta casa se edifica mucho más que paredes. Aquí se levanta un ejemplo, una inspiración, una promesa: que nadie estará solo si alguna vez fue parte de nosotros.
Así que, salamineños y salamineñas, aquí y en la diáspora: que el Bicentenario nos encuentre construyendo, sumando, levantando con el corazón en la mano. Porque Suso no está solo. Porque Salamina nunca abandona a los suyos. Y porque juntos, podemos hacer de la solidaridad una herencia que también valga la pena celebrar.
Salamina está respondiendo con el alma. Y eso, en un mundo que a menudo olvida, es un acto de resistencia hermosa.