
Nota del Editor: El presente dialogo es totalmente de ficción, imaginado por Arturito, basándose en las preguntas de la frustrada entrevista con el alcalde publicadas por el Niguatero.
Arturito:
—Oiga, jefe, ¿se dio cuenta que volvió a salir El Niguatero? Ese periódico que ha sido la voz de Salamina por tantos años… ya llevaba rato en silencio. Es bonito volver a tener esa voz única que dice lo que muchos no se atreven ni a murmurar.
Entrevistador:
—Sí, Arturito, me di cuenta. Y vea, imagínese que el alcalde, Manuel F. Giraldo, quedó mal parado en una entrevista que le habían solicitado. Al principio se mostró dispuesto, dijo que sí, que con mucho gusto respondía… pero al final, nunca cumplió. Como que lo envolvieron esas mañas políticas, ya sabe, esas que se pegan con el tiempo cuando uno se mete al juego del poder. Tan sutiles como descaradas, ¿no? Uno termina bailando al ritmo que le ponen los jefes políticos, y se le va olvidando que está ahí por la gente, no por el partido.
Arturito:
—Uy sí, jefe, eso lo hemos visto tantas veces… ¿Y eran muchas las preguntas?
Entrevistador:
—Ocho nomás, Arturito. Ocho preguntas puntuales sobre su gestión del año pasado, y claro, sobre ese Bicentenario que tiene a todo el mundo hablando. Pero parece que prefirió no arriesgarse, no decir nada que le fuera a costar políticamente. Una lástima, porque la gente esperaba sinceridad, no cálculo.
Arturito:
—¿Y sabe qué, jefe? Se me ocurre una idea. ¿Por qué no agarramos esas mismas preguntas que le iban a hacer… y nosotros, así en plan imaginario, inventamos las respuestas que podría haber dado? Como si nos metiéramos en su pellejo, pero con gracia, con sarcasmo, con esa chispa crítica que tiene El Niguatero. ¿Le parece?
Entrevistador:
¡Me parece, Arturito! Vamos a jugar a ser el alcalde, pero uno que habla sin filtro. ¡Manos a la obra!
¿Qué me dices de las primeras preguntas que publicó El Niguatero?
Arturito (alcalde):
—Mire, esas preguntas sobre el plan de desarrollo se las contesto de una. Le aclaro desde ya: ese plan no lo hice yo de punta a punta; para eso contraté a gente que sabe. Yo solo le puse mi sello, pero la verdad es que los avances reales los maneja el secretario de Planeación. Ese muchacho lleva más años en la alcaldía que yo y sabe bien cómo se han cumplido (o dejado en el aire) esos objetivos. Si a él se le queda alguna duda, lo que hace es delegar la respuesta en la funcionaria encargada de la Gestión del Riesgo, que es quien lleva el control. Así que, si uno quiere saber bien cuáles han sido los logros y las cosas pendientes, más vale que le pregunte a ellos, porque yo estoy en todo lo demás. ¡Eso es lo que hay!
—Ahora, respecto al diagnóstico del municipio, le digo que, de nuevo, yo no me lié con cada detalle. Para eso se pagó a profesionales que se dedican a estudiar la cosa. Al parecer, en ese documento se señalaban un montón de problemas: calles hechas trizas, servicios que dejan mucho que desear y un mantenimiento de la infraestructura que es puro chiste. Pero ¿qué le voy a decir? Yo solo firmé el visto bueno y le di mi aprobación. La chamba de identificar y resolver esos quebraderos de cabeza la tiene, como ya mencioné, el secretario de Planeación, que está metido de lleno en ese tema. Así que, si de verdad quiere saber cuáles son los principales problemas y qué se tiene que atender con urgencia, lo más seguro es que ellos sean los que le den la respuesta, pues ellos están en la movida día a día.
—Pues vea, mijo, pa’ qué le voy a echar carreta… en este tiempito que llevamos gobernando hemos hecho lo que se ha podido con las uñas, porque esto no es que esté nadando en plata. Pero vea, lo que sí se puede decir con pecho hinchao es que pavimentamos el parque de San Félix, que eso pa’ la gente de allá es como si les hubiéramos puesto moqueta roja pa’ recibir al Papa. Aunque claro, dicen que eso lo inauguró fue Ospina Rosas antes de largarse, pero eso ya estaba en el plan de desarrollo que montamos, así que eso cuenta, ¿cierto o no?
—Y pendiente, pues vea… lo que queda faltando es como medio pueblo todavía, ¡qué le voy a decir que no si sí! Hay que seguir con las vías, que algunas parecen más caminos de herradura que calles, y ni hablar del hospital, que está más remendado que ruana vieja. Pero ahí vamos, a punta de gestión, de empujarle con ganas y de estarle tocando la puerta al que sea pa’ que nos suelten recursos. Eso sí, yo no prometo el cielo y la tierra, pero sí les digo que por lo menos vamos a dejar esto mejor de como lo encontramos, ¡eso sí que lo juro por esta arepa que me estoy comiendo!
Entrevistador:
Señor Alcalde, cuando usted fue elegido y presentó su biografía a los medios, especialmente a La Patria, dijo que su propósito era liderar la transformación del municipio, enfocándose en el desarrollo económico y social. Pero no mencionó la cultura, que es nuestro principal bastión histórico como Ciudad Luz.
Arturito:
—Vea pues, mi querido amigo, yo sé que cuando uno habla de desarrollo económico y social, la gente de una piensa en fábricas, en empleo, en pavimentar calles… pero es que pa’ mí, la cultura también es desarrollo, ¡y del más berraco! Porque la cultura no solo nos da orgullo, sino que también mueve la economía: llegan turistas, se llenan los hoteles, los restaurantes, la venta de obleas y tamales sube, y eso a la gente le sirve, ¡y mucho!
—Ahora, que no la haya mencionado textualmente en esa biografía, puede ser, no me voy a poner a discutir eso… ¡pero que la hemos apoyado, la hemos apoyado! Es que vea: trajimos a El Andariego en diciembre, y la plaza se llenó, eso parecía feria de pueblo grande. Y ahora en junio se viene El Rey del Chupe, y ahí es donde la cultura se encuentra con la alegría del pueblo. ¡Porque no me diga que ver a las familias reunidas, los niños bailando, los viejitos aplaudiendo, no es cultura viva!
—Además, estamos apoyando a los artistas locales, a los que hacen teatro, a los que pintan, a los que le cantan al pueblo con guitarra y sentimiento. Es más, yo siempre he dicho que en Salamina uno no da dos pasos sin tropezarse con un poeta, un músico o un cuentero. ¡Aquí la cultura está en el ADN!
—Entonces, claro que sí, yo también estoy comprometido con ese legado que nos hace ser Ciudad Luz. Pero yo quiero que esa luz no solo sea histórica, sino que siga brillando en cada tarima, en cada festival, en cada calle donde haya arte y alegría. Porque eso también transforma, eso también educa, y eso también construye un mejor municipio.
Entrevistador:
Y ahora que lo menciona, alcalde, otro tema fundamental es el del Bicentenario. Usted ya presentó el programa, pero como esta entrevista estaba pactada desde antes, cuéntenos usted mismo: ¿cómo va a ser esa celebración?
Arturito:
—¡Ahhh, papito, es que usted no se imagina la fiesta que se viene con el Bicentenario! Eso no es cualquier cosa, ¡son doscientos años de historia, de verraquera y de orgullo salamineño! Y como aquí no nos gusta hacer nada a medias, ya presentamos el programón que armamos en un acto bien bonito allá en el parque de Bolívar. ¡Una belleza, se lo juro! Hasta el cura aplaudió. Y vea, pa’ que se haga una idea: la cosa quedó tan bien armadita, tan llena de sabor, que el secretario general se quedó sentao todo el rato mascando chicle, pero no por falta de oficio, ¡sino porque estaba saboreándose esa programación como quien mastica algo bien rico!
—Tenemos de todo: conciertos, muestras culturales, homenajes a la gente de verdad, esa que ha parido pueblo con las manos, reinado de la empanada, desfile de antorchas, concurso de trova, feria de emprendimientos, y hasta noche de serenatas pa’ que los enamorados también tengan su espacio. ¡Aquí nadie se va a quedar por fuera!
—Y ojo, que no es solo un día de farra y ya, no señor. Esto va a durar una semana larga, ¡casi que una novena de puro orgullo patrio! Porque es que dos siglos no se celebran con una misa y una torta, ¡esto se celebra con todo el power, con banda, pólvora y hasta papayera si se puede!
—Y sobre los personajes invitados, vea: vienen personalidades de Caldas y de otras partes del país. Escritores, músicos, académicos, políticos de buen nombre (y otros que vienen más por el sancocho, pero igual bienvenidos), y hasta algunos que nacieron aquí y se fueron pa’l mundo, pero que no se olvidan de su tierrita. ¡Va a estar bueno, mejor dicho!
—Así que prepárese, porque este Bicentenario no va a ser cualquier celebración, ¡va a ser un evento pa’ la memoria colectiva, pa’ la historia y pa’ la gozadera!
Entrevistador:
Señor Alcalde, nos gustaría hacerle un par de preguntas más sobre temas específicos, si tiene un momento…
Arturito:
—¡Ay, mi hermano, vea! Me encantaría quedarme conversando, porque esto está más bueno que café con almojábana, pero le voy a decir la verdad con toda franqueza y elegancia: las siguientes preguntas las va a contestar mi edecán Álvarez, que pa’ eso lo tengo aquí al lado, bien juicioso. Ese no me pierde pisada, ¡ni cuando voy al baño! Él sabe todo, también, y hasta a veces mejor que yo, porque yo digo que el que mucha manda, poco recuerda.
Entrevistador:
¿El edecán Álvarez entonces?
Arturito:
—¡Claro, papá! Pregúntele sin miedo, que ese tiene la agenda más clara que el agua de panela caliente. Además, es el que organiza, recuerda, confirma, y hasta me corrige cuando meto la pata. ¡Ese man es la Biblia de esta alcaldía!
Entrevistador:
Entendido, señor Alcalde. ¿Y usted, entonces?
Arturito:
—¡A mí me están esperando, vea! Me tengo que ir urgente a tomarme unas fotos allá por los lados de la Normal. Vamos a salir caminando bien tranquilos, como quien desafía el peligro con estilo. Me dijeron que hay unos huequitos traicioneros y unas grietecitas en el techo, pero yo voy con toda la actitud. ¡Eso sí es gobernar con el cuerpo presente!
Entrevistador:
¡Jajaja, bueno, mucha suerte entonces!
Arturito:
¡Chao pues, mi gente! ¡Queden con Álvarez que ese es de confianza! Y muchas gracias, esto quedó sabroso. ¡Nos vemos en el Bicentenario o en la próxima serenata, lo que llegue primero!
