Yo soy Arturito… y esta es mi Salamina del alma

Hoy damos la bienvenida a un nuevo personaje en La Revista. A partir de ahora, cada quince días —o cuando las circunstancias lo requieran— entablará con nosotros diálogos frescos, curiosos y muy salamineños sobre temas de interés general. Será un invitado frecuente que, con su estilo particular, nos compartirá historias, reflexiones y secretos de nuestro querido municipio.

Hoy damos la bienvenida a un nuevo personaje en La Revista.

A partir de ahora, cada quince días —o cuando las circunstancias lo requieran— entablará con nosotros diálogos frescos, curiosos y muy salamineños sobre temas de interés general. Será un invitado frecuente que, con su estilo particular, nos compartirá historias, reflexiones y secretos de nuestro querido municipio.

Pero no nos adelantemos… mejor dejemos que sea él mismo quien se presente y nos cuente quién es.

¡Muy buenas, mijo, mijita! ¡Qué gusto saludarlos!

Yo me llamo Arturo Valencia Ríos, pero en Salamina to’ el mundo me dice Arturito, así con cariño y confianza, porque aquí nací, aquí crecí, y aquí me tienen, con mi sonrisa de siempre, mi camiseta un poquito vieja pero limpia, y mis historias fresquitas como pan de la abuela.

Soy salamineño de pura cepa, de esos que no se cansan de amar a este pueblo lleno de niebla, balcones floreados y corazones buenos. He recorrido cada calle, cada esquina, cada cafetal, y tengo más historias que piedras tiene el río Chambery.

Dicen por ahí que soy medio dicharachero, y yo no lo niego. A mí me gusta charlar, saber qué pasa, escuchar a la gente y también contar lo que veo, porque tengo buen ojo y mejor memoria. Eso sí, nunca me meto en chismes… yo lo que tengo son datos culturales, curiosidades barriales, anécdotas jugosas y secreticos históricos que guardo como oro en paño… o que suelto de vez en cuando, según la ocasión.

Donde voy, me reciben con una sonrisa, porque soy de los que ayudan sin pedir nada a cambio. He servido para cargar bultos, consolar a los tristes, jugar con los niños y hasta para aconsejar a los enamorados. Tengo la maña de aparecer justo cuando alguien necesita algo, como si el corazón me avisara.

Y ahora, mirá vos, me han invitado a charlar en “La Revista”. ¡Una maravilla! Porque así puedo compartir con todos ustedes lo que está pasando en nuestra Salamina bonita: lo bueno, lo que hay que mejorar, lo que emociona y lo que preocupa. Pero eso sí, siempre con respeto y con cariño, como se hablan las cosas entre amigos.

Cada vez que hablemos, yo les voy a ir contando cositas que he visto o que me han contado. Puede que les cuente lo que está pasando en una vereda, o la historia de un personaje olvidado, o por qué el agua está escasa esta semana, o cómo entre todos podemos cuidar mejor la plaza, los parques o a nuestros animalitos. Y lo mejor de todo es que ¡vamos a conversar! Porque yo no solo hablo, también me gusta escuchar. Y cuando charle con vos, lector querido, lo haré como si estuviéramos en la banca del parque o comiéndonos una macana o huevos al vapor en el Café el Polo o tomándonos un tintico en La Cigarra.

Mi sueño es que Salamina siga siendo esa ciudad viva, alegre y limpia que todos amamos. Por eso, si puedo aportar con palabras y buena energía, pues aquí me tienen. Porque yo, Arturito, estaré en estas páginas contándoles la Salamina que conozco, la que me duele y la que me hace feliz. Y si de paso les saco una sonrisa o un recuerdo bonito, ¡mejor todavía!

Así que nos vemos pronto en la próxima edición, ¿sí o qué?

Y no se les olvide:

“Uno no necesita mucho, solo que lo quieran bien.”

Con cariño, su amigo,

Arturito

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