Diciembre, 1927. En esos días Salamina celebra su centenario de fundación, no el 8 de junio de aquel año. Seis meses se tomó la dirigencia de la época y la sociedad salamineña para conmemorar dicho acontecimiento. Parece que fue un «acuerdo social» (por llamarlo de algún modo) entre la comunidad de la época. A juzgar por los relatos históricos y las imágenes conservadas, fueron unos eventos culturales multitudinarios y con notable acogida.
1981. No recuerdo ya la fecha exacta (que los lectores me ayuden). Celebramos el sesquicentenario. Se debió haber realizado en 1977, pero se aplazó 4 años, entre otras razones, por el devastador incendio del parque. Después de debatirlo, se concluyó con la conveniencia de aplazar las celebraciones para preparar mejor la efemérides. Eran también tiempos en los que la clase política prestaba un servicio público desinteresado, pulcro y decente, y los salamineños con influencia en las altas esferas del poder en Bogotá, no andaban inventando contratos para cobrar sus gestiones. También, igual que hoy, el Congreso de la República (desde 1976) diseñó una Ley Ordinaria para honrar los 150 años de fundación donde se prometieron obras que nunca se llevaron a cabo y que, como remedio para la memoria y consuelo para las generaciones actuales, expongo tal cual aparecieron publicadas en aquel momento:
– «La Nación levantará en Salamina un monumento a su creador y fundadores, por intermedio del Ministerio de Obras Públicas.»
-«Créase un Instituto Regional de Carreras Intermedias adscrito al Ministerio de Educación Nacional y a cargo de la Nación y con sede en el Municipio de Salamina, Caldas.»
-«La Nación, por conducto de la sección correspondiente del Ministerio de Educación Nacional procederá a construir en Salamina el edificio adecuado para el funcionamiento del Instituto Regional que se crea en el artículo anterior.»
-«La Nación procederá a la construcción en Salamina de un Terminal de Transportes.»
Aun así, con promesas incumplidas, tuvo Salamina, en aquel 1981 una recordada celebración: lúdica, sobria y cultural. (Invito a los lectores ya mayores a que en sus comentarios compartan sus anécdotas y recuerdos de esa celebración)
Cabe la pregunta ¿por qué el centenario y el sesquicentenario se conmemoraron en año 7 (1927 y 1977) y no en año 5 (1925 y 1975) como vamos a hacer este 2025?
La respuesta obedece a interpretaciones historicas del momento:
En los tiempos del centenario se dio por sentada la versión de las dos fundaciones: la de Sabanalarga en 1825 y el traslado a Encimadas en 1827. Para los años del sesquicentenario ya el historiador Guillermo Duque Botero – sacerdote, con archivos, datos e investigaciones, soportaba la idea de que la fecha original era 1825, dada la firma del decreto administrativo con fecha del 8 de junio, del General Santander.
Invito nuevamente a los lectores, estudiosos de la historia, a que en sus comentarios nos compartan sus interpretaciones sobre estos sucesos.
—————–‐————————
Las últimas semanas ronda en la opinión pública salamineña la idea de que la falta de preparación de la administración municipal, nos debería llevar a un aplazamiento del bicentenario. Y el asunto no es menor.
No han sido precisamente los últimos días, cómodos para el alcalde y la administración en general. En estas editoriales hemos argumentado la utilización de esta celebración para «parir» contratos a diestra y siniestra, la opacidad en su objetivo y medición de eficiente cumplimiento, hemos cuestionado la ausencia de proyectos de envergadura que de verdad trasciendan en la comunidad de hoy y las próximas generaciones; se está generando una creciente opinión, bien escrita y argumentada por parte de ciudadanos inconformes, publicada periódicamente en medios virtuales que también ha sido crítica con el proceder de la administración de Manuel F.; edificaciones patrimoniales abandonadas, otras acusando ruina, otras colapsadas aunque no en la llamada «declaratoria» sí en pleno centro urbano sin que la Secretaría de Planeación plantee soluciones o proyectos de restauración, rehabilitación, ayudas o alivios tributarios a los propietarios. La gente se cansa de tanta publicidad y propaganda, y las expectativas que se generan, poco tienen que ver con la realidad.
Pálido, por no decir otra cosa, fue el lanzamiento hace una semana de «La programación oficial del Bicentenario». Un evento en el parque, con una tarima, una carpa y unas sillas en la calle improvisadas, en las que poco más que los funcionarios y contratistas de la alcaldía ocuparon. Una extensa y tediosa presentación que deja más sombras que luces, más dudas que certezas. Llegamos a estas calendas y Salamina, la «ciudad luz», la «madre de pueblos», la cuna y residencia de Agripina Montes del Valle, Rodrigo Jiménez, Daniel Echeverri, Hernando Duque Maya, Guillermo Duque Botero, Fernando Mejía, entre tantos otros, la ilustrada Salamina de los tiempos centenarios y sesquicentenarios no tuvo un teatro para presentar su fiesta.
Conmemorar un bicentenario significa reconocer la importancia de los acontecimientos históricos que nos han construido como ciudad, como región; conmemorar un bicentenario significa exponer nuestra identidad cultural y enseñarla a las nuevas generaciones; celebrar esta fecha significa apropiarnos de nuestra historia, reconocernos en ella y proyectar el futuro.
Esperamos que algo de esto podamos encontrar en la «programación oficial» que se presentó la semana anterior.
——————————‐———
El autodenominado «asesor de relaciones públicas de la alcaldía», Fabián López, responde las críticas sin recato alguno. Con ese «cargo» debería ser más cuidadoso a la hora de responder los cuestionamientos. Sería bueno saber de manera oficial si el alcalde Giraldo autoriza semejante incontinencia verbal de parte de su «canciller».
No queda nada bien echarle la culpa a los alcaldes anteriores de la pobre y mediocre preparación del bicentenario, mucho menos al gobierno nacional, a quien va a pedirle la plata que necesita para hacer la fiesta.
Además, la falta de sindéresis en sus respuestas y la mediocre sintaxis de sus comunicados, dejan mucho que desear y serias dudas de la autoridad del personaje para hacer semejantes declaraciones.
De manera que cuando al gris Vladimir Ilich le preguntan si se debe aplazar la conmemoración del bicentenario, mi respuesta es tajante: No se debe aplazar. El alcalde Manuel F. Giraldo se hizo elegir con esa bandera, su slogan de campaña «seguir construyendo nuestra grandeza» no significaba otra cosa que preparar con suficiencia esta celebración.
Este alcalde es la cabeza de la administración municipal, por consiguiente cada peso que se gasta, cada contrato que se hace es su responsabilidad; para la historia y la memoria colectiva quedará su capacidad o incapacidad de llevar a Salamina por la senda del progreso.
Veremos si su honestidad y la de sus funcionarios están a toda prueba. Al final de este año cuando hagamos el balance de la celebración, y al final del 2027 cuando acabe su gestión, la opinión salamineña calificará su trabajo.
No se debe aplazar la celebración del bicentenario, porque Manuel F. sabía a qué llegaba estos 4 años. No se debe aplazar el bicentenario porque a estas alturas hay mucha plata gastada, hay muchos contratos hechos y por todo ello se debe responder. No se debe aplazar el bicentenario porque algunas voces que así lo piden, solo hablan desde su fantochería y su imagen elevada de sí mismos que creen que nada funciona sin ellos.
No se debe aplazar el bicentenario, porque qué más da, ahora o en dos años, la historia dirá que los 200 años le llegaron a Salamina con su arquitectura patrimonial en crisis, el edificio de La Normal abandonado, casas colapsadas, el gran teatro, otrora centro de la vida cultural en ruinas, sin el terminal de transportes que se prometió para el sesquicentenario, con los tres últimos alcaldes elegidos con la maquinaria corrupta de un grupo político que se llamó «las marionetas».
El bicentenario se debe celebrar ahora, aunque sea para que nos salgamos de esto ya.
ADENDAS.
1. El desinterés de esta administración por eventos académicos- culturales de trascendencia es notable, ello se evidencia en el pálido programa de marras. Contrasta con la facilidad para gestionar otro tipo de eventos: ya se anunció con video, bombos y platillos a un «rey del chupe» para la exposición de caballos en junio.
2. Una cosa es dar las noticias y otra hacer información comercial y pasarla como noticia. A partir de ahora y durante 6 meses, el portal Norte Noticias de Andrés Felipe Velásquez hará dos publicaciones semanales alabando las ejecutorias del alcalde Manuel Fermín y permanentes transmisiones en vivo exaltando las gestiones y acciones de la administración municipal. Todo bajo un contrato (modalidad contración directa) por valor de 7 millones 560 mil pesos entre el periodista y la administración.
Para que la ciudadanía esté atenta y diferencie bien qué es noticia y qué es propaganda.
3. La reforma laboral que le hundieron al gobierno es peligrosa para los caciques políticos y sus elecciones locales porque se les acaba la moneda de chantaje que son los contratos por prestación de servicios, la forma de relacionarse con el pueblo. La gran mayoría de los empleados en la alcaldía están bajo este tipo de contratos, una dependencia indigna y hostil, un atropello a las libertades democráticas.
4. Soy fiel lector de «Mercurio» , así firma un gran columnista que publica periódicamente en el portal de noticias y opinión «La Revista» creada y dirigida por el periodista Eleuterio Gómez Valencia desde la Argentina. Me uno a su pregunta: ¿Quién es el sujeto que no se desprende del alcalde y sale con él en cada foto? ¿Qué cargo desempeña, qué función tiene? Es su edecán, su lazarillo, su escolta?
5. Sobre el sistema de salud: 1. «nosotros recibimos un sistema totalmente quebrado (…) todos coincidimos en que el funcionamiento de las EPS ha sido catastrófico». 2. «Tenemos un sistema de aseguramiento en el que muchas EPS están abusando, y abusan porque se les paga por el número de afiliados a través de una figura que se llama la Unidad de Pago por Capitación (…) a las EPS les voy a poner no solo la Supersalud, sino también la Superfinanciera para que garanticen que tengan las reservas técnicas para cumplir sus obligaciones».
Gustavo Petro está loco y quiere acabar con el sistema de salud, dirán muchos leyendo estas frases, pero cuando les digo que la primera frase es de Santos y la segunda de Duque ¿entonces qué?
El video ronda masivamente por redes sociales, analícenlo ¿hoy Petro está loco pero Santos y Duque tenían razón? HIPÓCRITAS. Definitivamente si los medios de este país muerden el lápiz con el que escriben, se envenenan.