Por Eleuterio Gómez Valencia – Jefe de Redacción La Revista
En el corazón del Eje Cafetero colombiano, donde las montañas se visten de verde eterno y el aroma del café se mezcla con la brisa andina, se alza Salamina, un pueblo que parece detenido en el siglo XIX. Declarado Monumento Nacional en 1982 y Bien de Interés Cultural en 2005, este municipio caldense es un lienzo vivo de arquitectura tradicional antioqueña, historia y cultura, posicionándose como uno de los destinos turísticos más auténticos de Colombia.
Sus rectas calles, adornadas con balcones florecidos y casas de bahareque con tejados de barro cocido, lo convierten en un viaje al pasado. Pero Salamina no solo es historia, sino un lugar que encapsula la esencia del Paisaje Cultural Cafetero Colombiano, reconocido por la UNESCO en el año 2011 por todos sus atributos que la hacen única.
Un legado arquitectónico que deslumbra
Salamina es un museo al aire libre. Su arquitectura, heredada de la colonización antioqueña, refleja el ingenio de los maestros artesanos que convirtieron la madera en obras de arte. Las casas de bahareque —una técnica ancestral que combina guadua, barro y cal— dominan el paisaje urbano. Sus techos de teja, aleros amplios y portones tallados con detalles del barroco y el Art Nouveau son el sello de una escuela de carpintería liderada por figuras como Eliseo Tangarife, cuyo legado se aprecia en joyas arquitectónicas como el Altar central y otras ornamentaciones de la Basílica Menor de la Inmaculada Concepción y los portones y balcones de muchas casonas convertidas hoy en hoteles boutique.
Caminar por sus calles es un ejercicio de admiración. Los balcones, pintados en tonos vibrantes y adornados con plantas de geranios, buganvillas (veraneras), orquídeas y más, parecen competir en colorido con los jardines internos de las viviendas. Estos patios tienen en sus centros árboles frutales como Manzanas o guayabos, con grandes helechos y muebles de madera, son verdaderos oasis de tranquilidad. Lugares emblemáticos como la Casa del Degüello, y la Basílica Menor, con sus tallas y vitrales religiosos, son paradas obligadas para entender por qué Salamina es conocida como la “Ciudad Luz de Caldas”.
Pueblos Patrimonio: un sello que atrae al mundo
Como parte de la Red de Pueblos Patrimonio de Colombia, Salamina ha sabido conservar su autenticidad. Sus parques son testigos de la vida cotidiana: el Parque Bolívar, con su kiosco y su fuente de hierro traída de Francia, es el corazón social, mientras que el Parque de los Poetas rinde homenaje a figuras literarias cuyas obras evocan la belleza caldense. En las afueras del casco urbano, el Parque de la Cuchilla ofrece miradores naturales hacia las montañas, ideales para disfrutar de un atardecer inolvidable.
Cultura viva: tertulias, café y tradición
Salamina no es solo piedra y madera; es un pueblo donde la cultura palpita. Con una rica tradición intelectual, ha sido cuna de historiadores, poetas y músicos que forjaron su identidad en las tertulias literarias del siglo XIX. Ese espíritu aún se respira en cafés tradicionales como Calicanto Café, donde los lugareños comparten historias acompañadas de un tinto recién colado.
Eventos como La Exposición Luz, que convierte sus calles en escenarios de recitales y sin olvidar el festival poético Entre la luna que se lleva a cabo en el mes de agosto, la Noche del Fuego, donde faroles iluminan las calles en una poesía viva de luz y tradición, mantienen viva la identidad cultural del municipio.
Naturaleza y café: el alma del Paisaje Cultural
Salamina está enclavada en el Paisaje Cultural Cafetero Colombiano, donde la mano del hombre y la naturaleza han creado una armonía única. Sus alrededores ofrecen rutas ecoturísticas que serpentean entre cafetales y bosques nublados, llenos de mitos y leyendas campesinas.
En el corregimiento de San Félix, la tradición lechera y papera se vive en las fincas abiertas al turismo. Los visitantes pueden participar en el ordeño y degustar un nutritivo vaso de leche recién extraída. Pero el verdadero tesoro natural de la región es La Samaria, hogar del bosque de palma de cera más hermoso del país, donde los loritos de páramo y los pájaros carpinteros anidan en las copas de estos gigantes que parecen besar las nubes.
Gastronomía: sabores que cuentan historias
La cocina salamineña es un abrazo cálido. En restaurantes como La Estancia Hotel Boutique o el Restaurante Paraíso del Norte en San Félix, se sirve la tradicional bandeja paisa, con frijoles, chicharrón, arepa de maíz pelao y chorizo montañero, acompañados de chocolate con queso o mazamorra con panela. Para los amantes de los dulces, las panelitas de leche y los bocadillos de guayaba son imperdibles.
El aguardiente Cristal y el Ron Viejo de Caldas añaden el toque festivo, mientras que los huevos al vapor y la macana del Café El Polo son delicias que todo visitante debería probar.
Hospederías con alma
Dormir en Salamina es una experiencia única. Hoteles boutique como La Estancia, una casona restaurada del siglo XIX, ofrecen habitaciones con mobiliario colonial y espacios que invitan a la contemplación. El Hotel Colonial, el Hospedaje Casa Real, Hotel La leyenda y otros también destacan por su servicio de calidad y su ambiente acogedor.
Desafíos y oportunidades
A pesar del auge del turismo, Salamina enfrenta retos como la preservación de su arquitectura ante el clima húmedo y la necesidad de diversificar su oferta más allá del patrimonio. Sin embargo, iniciativas como el turismo comunitario, que incluye talleres de talla en madera con artesanos locales, y su inclusión en las rutas internacionales del café, prometen consolidar su posición como un destino sostenible.
Un pueblo que invita a perderse
Salamina no es un destino para recorrer con prisa. Es un lugar para sentarse en un balcón a observar la vida pasar, escuchar historias de ancianos en los parques y saborear un café de olla hecho en fogón de leña. En cada rincón, en cada talla de madera, en cada verso recitado, late el alma de un pueblo que ha convertido su pasado en un puente hacia el futuro.
Como dijo un viajero anónimo:
Un comentario
Gracias por promocionar nuestro hermoso pueblo